En América Latina 35% del área total de manglares mundiales. Los manglares constituyen una barrera contra la erosión por el viento, las olas y las corrientes
Regeneración, 26 de julio del 2018. El Día Internacional del Manglar se celebra todos los años el 26 de julio. Se trata de un día en el que se pretende concienciar a la población mundial sobre la conservación del medio ambiente manglar.
El manglar es un hábitat formado por especies de bosques de plantas leñosos que se desarrollan en lagunas, riberas y en las costas tropicales protegidas. En su gran diversidad biológica destacan aves, peces, moluscos y crustáceos.
A nivel mundial los manglares ocupan una superficie de 16.500.000 hectáreas repartidas en unas 5.800.000 hectáreas en América Latina y el Caribe, es decir, un 35% del área total de manglares mundiales.
Los manglares constituyen un ecosistema de gran producción de materia orgánica.
Son capaces de promover la biodiversidad gracias a las raíces sumergidas que sirven para peces, mamíferos e invertebrados.
Son muy importantes para el ser humano ya que aseguran la sustentabilidad de la industria pesquera.
Además en ellos viven un gran número de especies de aves así como albergan a miles de aves migratorias, muchas de ellas en peligro de extinción.
Los manglares desempeñan funciones de protección de las costas contra la erosión y el oleaje que en ellas se produce.
Desde el punto de vista científico son muy importantes por los grandes beneficios que aportan a los seres vivos y por su gran diversidad de especies.
El Día del Manglar Ante los huracanes, los tsunamis y el aumento del nivel del mar, una valla verde defiende las costas de zonas tropicales y subtropicales: los manglares, ecosistemas excepcionales que, sin embargo, están gravemente amenazados en todo el mundo tras perderse la mitad de esa vegetación en solo cuarenta años a consecuencia, principalmente, de un reordenamiento territorial inadecuado.
Los manglares son bosques de marisma propios de costas protegidas, y constituyen una barrera contra la erosión que causan el viento, las olas y las corrientes.
Entre sus muchas bondades, los manglares regulan la calidad del agua en las costas, mantienen las zonas de pesca y, gracias a sus mecanismos naturales de almacenamiento de carbono atmosférico conocidos como “sumideros de carbono azul”, contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático en esas regiones.
Mamíferos, reptiles, anfibios y aves en peligro de extinción encuentran refugio en los manglares que ofrecen nutrientes a las redes tróficas marinas y son auténticas cunas de vida porque constituyen sitios de desove para gran variedad de peces y mariscos, incluidas varias especies comerciales que contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria de numerosas comunidades humanas costeras.
Pero los manglares han sido deforestados y su devastación ocasiona grandes perjuicios, por lo cual la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) conmemora cada 26 de julio, desde 2015, el Día Internacional de la Protección del Ecosistema de Manglar.
El organismo internacional destaca la importancia de este ecosistema “único, especial y vulnerable que por su existencia, biomasa y productividad aporta importantes beneficios a los seres humanos, presta bienes y servicios a la silvicultura y la pesquería, contribuye a la protección del litoral y es particularmente importante para mitigar los efectos del cambio climático y la seguridad alimentaria.”
En México el ecosistema de manglar representa el 5 por ciento del total mundial y ubica al país en 4º lugar entre los 125 países y territorios que poseen este tipo de humedal, el cual cubre apenas 0.4% de la superficie del país.
Entre 1970 y 1980 México registró 856,405 hectáreas de manglar, superficie que se redujo a 774,134 has en 2005 y a 764,774 has en 2010. En 2015 el inventario de manglares del país, levantado por la Comisión para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, documentó una ligera recuperación del ecosistema a nivel nacional: 775,555 has con una colonización parcial de manglar en nuevas áreas.