Esta isla de desechos afecta tanto las actividades productivas como el sostenimiento de la supervivencia de ecosistemas. En su proceso de degradación, los plásticos liberan partículas y nanopartículas de elementos tóxicos que son ingeridos por diversos organismos marinos que llegan a nuestra mesa.
Regeneración, 8 de junio de 2017.- En un punto del giro oceánico del Pacifico Norte, donde convergen las corrientes marinas y el agua entra en calma, se encuentra una isla de plástico con más de 100 millones de toneladas de desechos flotando a la deriva.
El tamaño de la isla es similar al del estado de Chihuahua o al de Coahuila, pero en un futuro podría ser del tamaño de un continente.
Martín Soto Jiménez, especialista del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), unidad académica Mazatlán, dijo que, debido al descuido e irresponsabilidad de las personas, cientos de desechos sólidos, principalmente plásticos, llegan por los ríos o por el descuido de las playas, a esas masas de agua.
Ayer, en el marco del Día Mundial de los Océanos, el especialista recordó que la vida en la tierra comenzó en el agua y, por lo tanto, la contaminación afecta tanto las actividades productivas como el sostenimiento de la supervivencia de ecosistemas.
Cuando los desechos llegan a los océanos, flotan a la deriva hasta que quedan atrapados por una corriente que los lleva a uno de los puntos en donde las corrientes se detienen y las aguas se calman, conocidos como giros oceánicos, particularmente el giro del Pacífico Norte.
Ahí, dijo el especialista, comienza a acumularse y “el problema es que, si los plásticos tardan décadas o siglos en degradarse y a diario llegan más, entonces esas islas se harán más grandes. Ahora calculamos que tienen el tamaño de estados como Chihuahua o Coahuila, pero en un futuro podrían tener el de un continente”.
Asimismo, Soto Jiménez agregó que los desechos provenientes de la costa Oeste de Norteamérica tardan cerca de cinco años en llegar al vórtice del giro, en tanto que a los de la costa Este de Asia les toma un año o menos, esto de acuerdo con datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos, y de la Universidad de Tokio, Japón.
También comentó que, si bien los desechos no están juntos, en su proceso de degradación liberan partículas y nanopartículas de elementos tóxicos que son ingeridos por diversos organismos marinos que, con el tiempo, llegan a nuestras mesas.
El especialista de la UNAM señaló que por eso es importante “hacer conciencia y no tirar basura en ríos y cañadas, o dejarla a cielo abierto en las playas, debido al peligro creciente que representa a largo plazo; además, esas acciones serían las más económicas para evitar la contaminación de los mares, pues sería posible ir a limpiar esa zona del océano, pero su recuperación sería muy costosa”.
Este fenómeno se repite también en el Pacífico Sur, en el Océano Índico y en los giros del Atlántico Norte y Sur.
Con información de Proceso