El uso de pesticidas para la prevención de enfermedades emergentes transmitidas por vector son prácticas comunes en México y el mundo, pero su uso excesivo es un tema no muy conocido
Regeneración, 27 de agosto de 2017.- La doctora Patricia Penilla Navarro, del Centro Regional de Investigación en Salud Pública de Tapachula, Chiapas, perteneciente al Instituto Nacional de Salud Pública investiga el tema.
Al hablar de enfermedades emergentes, se refiere a las descubiertas durante los últimos 20 años. Las transmitidas son enfermedades como el dengue, chikungunya o Zika, entre otras. Estas últimas son las transmitidas entre personas o a través de animales a personas mediante la picadura de un mosquito, garrapata, mosca o pulga infectados. Representan 17% de las enfermedades infecciosas en el mundo y generan más de un millón de muertes al año, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El uso de pesticidas e insecticidas químicos es muy importante para el control de vectores porque es el principal método de control de plagas que se lleva a cabo en el país y en todo el mundo”, definió la doctora Penilla Navarro sobre los métodos de control utilizados para disminuir las poblaciones de insectos y plagas consecutivamente bajar la incidencia de la enfermedad que transmiten y el contacto con el humano.
USO INCORRECTO
El uso indiscriminado de pesticidas y sin estudios previos genera la evolución del grupo de insectos con la capacidad de tolerar dosis de insecticidas que normalmente serían mortales para estos. Es por eso que el uso correcto de plaguicidas o insecticidas en la salud pública tiene tal importancia debido a que son muy pocos los insecticidas usados y los nuevos diseñados para el control de vectores, «por lo que es esencial su uso juicioso, selectivo y específico para no aumentar la vida efectiva de los vectores. Hablar de resistencia es hablar de mutaciones donde actúan los insecticidas. Por eso en el Instituto Nacional de Salud Pública, nos encargamos de estudiar dónde tienen las mutaciones», agregó la doctora.
En este centro de investigación y en el equipo de la doctora, se utilizan bioensayos de susceptibilidad o resistencia basados en pruebas de dosis y mortalidad para determinar el tipo de resistencia a los insecticidas. También se realizan ensayos para detectar los mecanismos a través de pruebas bioquímicas para medir la cantidad de enzimas que tengan la capacidad de metabolizar el insecticida que están recibiendo, así como pruebas moleculares y en el metabolismo.
Teniendo gran interés en desarrollar estos temas para mejorar y hacer uso correcto de insecticidas para el control de enfermedades de vector es recomendable conocer los factores operativos que pudieran ser la causa del desarrollo de estas resistencias, así como el uso de estudios integrados y verificados para demostrar relaciones de transmisión de resistencia a estos, así concluyó la doctora Patricia.
Con información de: Agencia Informativa Conacyt