Según la PGJ de la Ciudad de México las cámaras se descompusieron desde el 8 de noviembre, debido a un corto en el circuito eléctrico.
Regeneración, 3 de febrero de 2018.-Las videocámaras de la patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSP-CDMX) a la cual fue subido el estudiante Marco Antonio Sánchez Flores el pasado 23 de enero tenían dos meses y medio descompuestas, así lo informó la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ-CDMX).
A través de un comunicado, la instancia aseguró que peritos especializados comprobaron que “las video cámaras instaladas en la patrulla relacionada con los hechos, se encontraban averiadas desde el 8 de noviembre de 2017, debido a un corto circuito en el mecanismo del sistema eléctrico tal como en su momento lo informó la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México”.
La Procuraduría dijo que, de acuerdo con los registros de la SSP-CDMX, “en esa fecha se tiene el último video captado por el sistema de la patrulla en cuestión”.
Si las cámaras hubieran funcionado, las autoridades podrían tener pruebas concretas de la actuación de los uniformados durante la detención del estudiante de la Preparatoria número 8 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para saber si, como aseguran ellos, cumplieron con todos los protocolos de seguridad y, por lo tanto, respetaron los derechos humanos del menor de 17 años, así lo informa Proceso.
Nisaly Brito, psicóloga clínica y defensora de derechos humanos de la infancia, advirtió ayer que el menor pudo haber sido sometido a tortura neurocerebral con golpes y obligado a consumir escopolamina, conocida como burundanga, la cual provoca desorientación, agresividad, dificultades para hablar entre otras.