A pesar de un asesinato el día de la jornada electoral y de 33 denuncias ante las autoridades electorales por robo de urnas y compra de votos, en la entidad sureña hay una relativa tranquilidad tras los comicios.
Por Blanca Juárez
Regeneración, 16 de julio de 2018. El clima poselectoral en el estado de Chiapas es “de tranquilidad”, a pesar de que hubo un muerto el día de las votaciones.
De manera paradójica y contra lo que se suponía, hay una relativa quietud que no parece la de otros años, cuando los conflictos derivados de las elecciones duraban incluso décadas, sostiene Jorge Hernández, director del área de incidencia del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.
La calma en esa entidad sureña se observa en comparación a su propia historia, y a lo que en los comicios del pasado 1 de julio sucedió en otras entidades, aclara el activista en entrevista con Regeneración.
Y la razón por la que no hubo tantas irregularidades como en otras ocasiones fue la “copiosa participación ciudadana”, explica, que en su mayoría favoreció a Morena y a su candidato a la gubernatura, con Rutilio Escandón Cárdenas.
El 68 por ciento de los electores chiapanecos votó el 1 de julio. Fue “una jornada electoral histórica por ser la de mayor aportación de la sociedad a una elección en esta entidad”, ha señalado Oswaldo Chacón Rojas, presidente del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC). Los comicios de 2012 habían sido los más votados, con 62 por ciento de participación.
Aunque no hubo tantos incidentes, no quiere decir que todo fue en paz. En Santiago el Pinar ocurrió “la primera situación de violencia”, recuerda Jorge Hernández. Tras un enfrentamiento entre habitantes del lugar, las autoridades electorales reportaron la pérdida de varios paquetes.
En el municipio de Venustiano Carranza un hombre fue asesinado en una riña entre militantes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM). En Ocozocoautla y en Tapilula hubo peleas relacionadas con los resultados de la votación, agrega el defensor de derechos humanos.
“En algunos lugares no dejaban que contaran los votos”. En San Cristóbal de las Casas hombres armados, que viajaban en camionetas sin placas, trataron de robarse las urnas, afirma. “Muchos ciudadanos lo evitaron, arriesgando su integridad”.
Además, a algunos reporteros “les impidieron hacer su trabajo de comunicación, no les dejaban acercarse para tomar imágenes o entrevistas de las personas que votaban”. La red Rompe el Miedo registró dos agresiones contra comunicadores y defensores, una en Santiago el Pinar y otra en San Cristóbal de las Casas.
Según Chacón Rojas, han sido promovidas 33 imputaciones ante la Fiscalía de Delitos Electorales (FdE) y seis ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade). Las indagatorias son por robo con violencia de boletas electorales, compra y coacción del voto, impresión ilegal de boletas, impedimento de instalación de casillas y obstaculizar el desarrollo del cómputo, entre otros.
Morena en zona verde
El asombro porque no hayan ocurrido más hechos violentos es también porque antes de las campañas se presentaron varios conflictos. El IEPC obtuvo 435 millones de pesos de presupuesto para este año, menos de la mitad de lo que había solicitado; esto impactó en la financiación de los candidatos. Y el salto de muchos de ellos, la mayoría del Partido Verde a Morena, también trajo inconformidades.
El mapa político en Chiapas cambió, al igual que en el resto del país, opina Hernández. Muchos “políticos del Verde supieron distinguir quién iba a ser el ganador y se pasaron a tiempo a Morena. Así que en Chiapas Morena es verde”.
El “efecto Andrés Manuel López Obrador” hizo que muchos optaran por Morena, a pesar de que varios de sus candidatos fueron del PVEM, dice el activista. “La gente no vio en la boleta el nombre del aspirante, sino al partido de AMLO”. Y si bien el PVEM perdió casi la mitad de los 59 municipios que gobernaba, es el que que tiene más alcaldías, con 31 de las 122.
Pero no fue ese el único motivo de la alta participación y del triunfo de Morena en varios municipios y en la gubernatura del estado. “Hay un hartazgo de los viejos partidos políticos. Están cansados de los priístas, que eran verdes, aunque muchos ahora son morenistas”.
Jorge Hernández es cauto y apunta que para terminar con la corrupción, la impunidad, la crisis de derechos humanos y la pobreza extrema no bastan seis años.
Sin embargo, apunta, con la llegada de López Obrador a la Presidencia de México “pueden haber cambios interesantes. Sobre todo por las mujeres de vanguardia que están en su equipo, como la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, quien tiene una visión más amplia de la justicia y los derechos humanos”.