Iturbide es aprehendido en Tamauilpas al ser declarado traidor

El hombre que firmó independencia de México fue aprehendido el 14 de julio y fusilado días después. Efímero y único emperador del país fue declarado traidor

Regeneración, 14 de julio de 2019. En 1824 Agustín de Iturbide, quien fue emperador de México, lo aprehenden en Soto la Marina, Tamaulipas, al declararlo traidor por el Congreso.

Fue Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, quien proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821 junto con Vicente Guerrero y tiempo después firmó los Tratados de Córdoba con Juan O’Donojú, el último virrey de Nueva España, y de esta manera se logró consumar la independencia el 27 de septiembre del mismo año.

Presidió la regencia del primer gobierno provisional mexicano, y el 18 de mayo de 1822, fue proclamado emperador y coronado dos meses más tarde con el nombre de Agustín I.

A causa de una revuelta surgida tras la firma del Plan de Casa Mata, los borbonistas y republicanos unieron sus fuerzas para apoyar su derrocamiento.

El emperador decidió abdicar en marzo de 1823 y se exilió en Europa.

Durante su ausencia, el Congreso Mexicano, previamente reinstalado por Agustín I, lo declaró traidor y fuera de la ley en caso de que se presente en el territorio mexicano, declarándolo como enemigo público del Estado.

Tiempo después, Iturbide, sin conocer esa resolución, planeo regresar al país para advertir al gobierno sobre una conspiración para reconquistar México.

El 6 de mayo de 1824 salió de Londres y se hizo a la mar en Southampton, con su esposa embarazada, sus dos hijos pequeños, su amigo Beneski.

Después de una larga travesía llegaron al puerto de Soto la Marina, Tamaulipas, el 14 de julio.

Ya en costas mexicanas mandó una carta al Congreso nacional, reiterando que no regresaba como emperador, sino como soldado al servicio de su patria.

Sin embargo, las cartas que escribió durante el viaje no llegaron a sus destinatarios hasta después de su muerte, por la manera en que precipitaron los acontecimientos.

Aunque Iturbide desconocía el decreto, tomó algunas precauciones; primero desembarcó el capitán Beneski, para cerciorarse de que las condiciones en tierra les eran favorables.

Sin embargo, lo aprehendieron poco tiempo después y mandado a fusilar. Narran que expresó a los soldados de fusilamiento:

“Mexicanos: en el acto mismo de mi muerte, os recomiendo amor a la patria y observancia de nuestra santa religión: ella es quien os ha de conducir a la gloria.

Muero por venir a ayudaros. Muero gustoso porque muero entre vosotros: muero con honor, no como traidor. No quedará a mis hijos y su posteridad esta mancha; no soy traidor no…”.

La gente del lugar recogió sus restos y lo amortajaron, trasladándolo a la pequeña Iglesia del lugar, para velarlo durante toda la noche.

Sus restos permanecieron en Padilla hasta que en 1838, bajo la presidencia de Anastasio Bustamante, se trasladaron a la ciudad de México y se inhumaron con honores en la capilla de San Felipe de Jesús en la Catedral Metropolitana, donde hasta ahora reposan.