Una respuesta distinta a las preguntas de Cuarón
Por Claudia Sheinbaum Pardo /II
Regeneración. Mayo 10, 2014 México, DF.- En una entrega anterior ofrecí una perspectiva distinta a la gubernamental a las dos primeras preguntas elaboradas por Alfonso Cuarón en torno a la reforma energética. En esta entrega presento algunas reflexiones acerca de la tercera pregunta, sobre el tema de las energías alternativas.
3. ¿Existen planes para desarrollar tecnologías e infraestructuras de energía alternativa en nuestro país?
El consumo de energía en México está sustentado en 92 por ciento en los combustibles fósiles (los derivados del petróleo cubren 55, el gas natural 28, el carbón y derivados ocho). El gobierno mexicano dice que un crecimiento de las fuentes alternativas o limpias va a provenir de la inversión privada. Al respecto, ofrezco los siguientes argumentos para mostrar que es importante distinguir entre energías alternativas y energías renovables y que la reforma mencionada no promoverá en la magnitud que México requiere un desarrollo integral de las fuentes renovables de energía:
a) En nuestro país (no conozco otro que lo haga) el gobierno llama energía limpia a la nuclear, a la energía eléctrica generada con carbón pero que secuestra el CO2 y a las energías renovables. Las primeras dos pudieran representar una alternativa para la emisión de gases de efecto invernadero, pero distan mucho de ser limpias. La energía nuclear sigue sin resolver el problema de los desechos radiactivos, y después del accidente en Fukushima el tema de la seguridad sigue presente. En el caso del secuestro de CO2 en plantas carboeléctricas, se trata de una alternativa que está en estudio, que es sumamente costosa y con riesgos futuros de fugas. A pesar de ello, estas dos alternativas, junto con el gas natural, representan 80 por ciento del crecimiento del sector eléctrico en la prospectiva de este ámbito publicada por la Secretaría de Energía.
b) En los países donde ha habido un crecimiento importante de las energías renovables (naciones europeas, China y Brasil, por ejemplo), éste ha estado fuertemente ligado a una política de Estado, de inversión pública en ciencia, innovación tecnológica y desarrollo de nuevos proyectos, vinculados con la política energética y de incentivos al desarrollo estatal, social y privado de las fuentes renovables. En Alemania, por ejemplo, 50 por ciento de la propiedad de los proyectos renovables es social; es decir, no es el libre mercado lo que ha promovido las fuentes renovables, sino una política gubernamental ligada con incentivos claros que han incluido la propiedad gubernamental y social.
c) En México, el sector transporte es el principal consumidor de energía (45 por ciento) y no hay ninguna propuesta en la reforma energética que oriente a disminuir el consumo de gasolinas y promover otras fuentes de energía (desde autos eléctricos con fuentes renovables hasta biomasa con esquemas sustentables).
d) Es preciso mencionar que en México, en particular en Oaxaca, los proyectos privados de energía eólica han generado graves problemas sociales, pues ni los propietarios de la tierra ni los pobladores locales han sido reconocidos como actores en la promoción de esas fuentes. El gobierno federal no sólo no ha intervenido en favor de ellos, sino que en muchos casos ha actuado como promotor de las empresas privadas en actos de despojo de tierras, pagos irrisorios por renta de terrenos y desarrollo desordenado de las granjas eólicas, sin programas integrales de desarrollo regional. Este tema no se toca en la reforma energética.
e) El impulso a tecnologías y procesos más eficientes en el uso de la energía puede ser vista como la fuente más sustentable y barata de energía. En la reforma energética, el objetivo es producir más petróleo y gas, no usarlos más eficientemente.
f) México tiene un enorme potencial de fuentes renovables y uso eficiente de la energía que puede y debe explotar de forma sustentable; la reforma energética no está diseñada para ello.