Una vez que se contrae el virus, permanece en forma latente de por vida, señala Luis Arturo Eguiza
La “enfermedad del beso” o mononucleosis infecciosa (padecimiento similar al herpes) afecta al 90 por ciento de los mexicanos, principalmente al cumplir la mayoría de edad, advirtió Luis Arturo Eguiza Salomón, profesor titular en la Clínica de Infectología de la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
La transmisión del Virus Epstein-Barr (VEB) que la causa, explicó, puede ser a través de la saliva, pero también por sangre o por órganos trasplantados de pacientes que padecen o padecieron la enfermedad
“Al menos 90 por ciento de los mexicanos se ha infectado en algún momento de su vida con el virus que pertenece a la misma familia que el herpes” .
Al dictar la conferencia “Enfermedad del Beso”, en la Escuela Superior de Medicina del IPN, el también jefe de Enseñanza de la Coordinación de Pediatría en el Hospital Regional 1º de Octubre” ISSSTE, subrayó que una vez que se contrae el virus, permanece en forma latente de por vida.
“Si analizamos serológicamente en México a 100 individuos de menos de 20 años, podremos comprobar que por lo menos 90 por ciento ya ha padecido esta enfermedad; en Estados Unidos se habla de una prevalencia de 75 por ciento en adultos jóvenes”.
El especialista aclaró que la forma de transmisión del VEB puede ser a través de la saliva, pero también por sangre o mediante trasplantes de órganos provenientes de pacientes que padecen o padecieron la enfermedad. Indicó que al igual que la variedad 8 de herpes, el VEB es considerado como oncogénico.
Desde el punto de vista epidemiológico, explicó Eguiza Salomón, el virus se caracteriza por su ubicuidad, por lo que su distribución es universal, no tiene un patrón estacional, no hay predominio en el género para padecer la enfermedad y aproximadamente 20 por ciento son portadores asintomáticos.
Dijo que las personas que han padecido la enfermedad tienen una eliminación intermitente del virus durante toda la vida, el periodo de incubación es similar al virus de la hepatitis A, de 30 a 50 días, y la forma de presentación de la enfermedad depende de la edad.
“En los países subdesarrollados como el nuestro, generalmente el contagio ocurre en los primeros años de vida, habitualmente antes de los 5 años, pues hay evidencias de que el 50 por ciento de los niños en México menores de 5 años ya padeció esta enfermedad, claro, en forma subclínica (sin manifestaciones clínicas evidentes), en tanto que los preescolares la presentan en forma clínica, pero exclusivamente como faringitis exudativa, muy similar a la producida por estreptococo o adenovirus”, puntualizó.
Refirió que los niños mayores de 12 años, los adolescentes y los adultos jóvenes, además de infección a nivel de la garganta, manifiestan esplenomegalia (agrandamiento del bazo) y exantema (erupción cutánea). Cuando el individuo pasa asintomático, se puede saber si ha padecido la enfermedad por la medición de anticuerpos contra el Virus de Epstein Barr.
Añadió que inicialmente las manifestaciones son menores y se relacionan con fiebre de baja intensidad, astenia (fatiga), cefalea y náuseas.
A los cinco días, comentó, se acentúa la elevación de la temperatura, se presenta disfagia (dificultad para comer), faringitis exudativa, proceso linfoproliferativo severo, linfadenopatía (fuerte inflamación y posiblemente delicada de las glándulas linfáticas) que puede aparecer en todo el cuerpo, pero que es más aparente al nivel del cuello, particularmente en la cadena posterior, esplenomegalia (agrandamiento del bazo), exantema (10 a 20 por ciento de los casos), hepatitis, ictericia (piel de tonalidad amarilla) y mialgias (dolores musculares).
Agregó que el diagnóstico se realiza con base en criterios clínicos (manifestaciones ya citadas), hematológico (estudio que muestre aumento de los glóbulos blancos e incremento importante de linfocitos, así como de linfocitos atípicos) y serológico (desarrollo de anticuerpos heterófilos y de anticuerpos del Virus de Epstein Barr).
“Los niños de 1 a 5 años habitualmente presentan infecciones subclínicas con anticuerpos heterófilos negativos; en las formas severas alcanzan 60 por ciento las cifras, aunque los anticuerpos contra el virus inicialmente son negativos porque su sistema inmunológico aún está inmaduro”.
Agregó que los pacientes con mononucleosis infecciosa no complicada únicamente requieren tratamiento sintomático (utilizar antiinflamatorios no esteroideos para aliviar la fiebre, faringitis, cefalea y el malestar general), administrar abundantes líquidos y dieta blanda, mientras que el uso de antibióticos debe limitarse al tratamiento de infecciones bacterianas.
Información: La Jornada