Por José Alfredo Gutiérrez Falcón
RegeneraciónMx.-Andrés Manuel López Obrador siempre ha dicho que la mejor política exterior es la interior. Al inicio de su gobierno, se reunió con todo el cuerpo diplomático mexicano para decirles:
“Esta Cuarta Transformación tiene el propósito central de erradicar la corrupción en nuestro país.
Si resolvemos nuestros problemas y se fortalece México, vamos a tener respetabilidad en el extranjero, como lo merecemos por formar parte de un gran pueblo, de una gran nación”.
A casi tres años de su mandato, AMLO solo ha salido una vez del territorio nacional. Viajó a Washington a invitación del expresidente Donald Trump, para festejar la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá; y también para agradecer el trato respetuoso del otrora agresivo mandatario norteamericano. Sin duda, la primera hazaña diplomática de López Obrador, fue lograr un cambio radical en la actitud de Trump hacia el pueblo de México.
El segundo viaje que AMLO hará al exterior será a Nueva York, el próximo 9 de noviembre. Acudirá a la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por dos motivos: la llegada de México a la presidencia del Consejo de Seguridad de este organismo internacional, y para hablar sobre lo que él considera el principal problema del mundo, la corrupción. Si hay algo que distingue al jefe del ejecutivo, es su coherencia y su perseverancia. Habló de combatir la corrupción en campaña, ha luchado contra ella como presidente, y con esa legitimidad hablará de este flagelo global en la tribuna más importante del planeta Tierra.
Después de haber mostrado a todo el mundo la grandeza de México en el 200 aniversario de nuestra Independencia, AMLO llegará a la meca del neoliberalismo, como el primer líder mundial que declaró oficialmente extinguido este modelo económico en su país. Una muestra irrefutable de la muerte de este sistema causante de desigualdad, es la elaboración del Programa Nacional de los Pueblos Indígenas por medio de asambleas públicas, y su integración al Plan Nacional de Desarrollo. AMLO puso el tema indígena en el mapa político mundial y en es ánimo, Joe Biden proclamó el 11 de octubre como el Día de los Pueblos Indígenas de Estados Unidos.
Frente a la pandemia ocasionada por el virus SARS COV 2, el tabasqueño llegará a la gran manzana como el presidente que enfrentó exitosamente la emergencia sanitaria sin endeudarse. Aperturó 120 hospitales en plena contingencia, incrementó en 375% las camas con respiradores y contrató a 70 mil trabajadores de la salud. Al mismo tiempo, se ganó el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lograr la conversión más grande de hospitales COVID en Latinoamérica.
AMLO arriba a la asamblea de la ONU, como el artífice de un puente aéreo con China de 40 vuelos con material médico. Es importante señalar que, la solidaridad del gigante asiático es en gran medida, una respuesta al noble gesto del gobierno de México, por haber sido el primero en apoyar a China, cuando apareció el brote de COVID-19 en Wuhan.
Gracias al combate de la corrupción y a la austeridad, se pudieron invertir 40 mil millones de pesos para adquirir vacunas alrededor del mundo. En México se envasa la vacuna británica AstraSéneca y la china, CanSino. Esta semana, Birmex anunció el inminente envasado de la vacuna rusa Sputnik V. Estados Unidos nos ha hecho donaciones importantes de vacunas y material médico, tanto en la era de Trump, como en la de Joe Biden. Estos hechos no dejan lugar a duda, sobre la excelente relación que tiene el gobierno de la 4T con las tres superpotencias mundiales. Lo anterior, ha permitido que podamos enviar dosis a países como Belice, Bolivia, Paraguay, Guatemala, Honduras y El Salvador.
López Obrador llega a la ONU para decirle al mundo: México ahora puede ser un líder mundial, por haber combatido la corrupción.