Científicos estadounidenses midieron cómo responden las plantas cuando un insecto las está comiendo y detectaron importantes cambios selectivos a nivel celular para crear productos más defensivos.
Regeneración, 1 de septiembre 2014.- Cuando una oruga está comiéndose una planta, ésta responde produciendo un aceite de mostaza, que las repele. A su vez si se hacen escuchar estas vibraciones de sonido a otras plantas, éstas también reaccionan produciendo más aceite de mostaza.
El estudio fue presentado por Heidi Appel, investigadora senior de la División de Ciencias Vegetales de la Facultad de Agricultura, Alimentos y Recursos Naturales en la Universidad de Missouri y el profesor Rex Cocroft, de la División de Ciencias Biológicas, en un reporte de la Universidad el 1 de julio.
“Nuestro trabajo es el primer ejemplo de cómo las plantas responden a una vibración ecológicamente pertinente. Encontramos que las vibraciones de la alimentación señalan los cambios en el metabolismo de las células vegetales, la creación de los productos químicos más defensivos que pueden repeler los ataques de las orugas», destacó el equipo.
Appel y Cocroft explicaron que pusieron una oruga sobre una hoja de la planta Arabidopsis -de la familia de la col y la mostaza- para medir las reacciones.
Con un láser y una pequeña pieza de material ‘reflectante’ en otra de las hojas de la misma planta, midieron el movimiento en respuesta al insecto cuando se la está comiendo.
Los científicos reprodujeron las grabaciones de las vibraciones de esta alimentación de la oruga a un conjunto de plantas, y a otro conjunto no.
Como resultado “cuando las orugas más tarde se alimentaban de estos dos conjuntos de plantas, los investigadores encontraron que aquellas previamente expuestas a las vibraciones de alimentación produjeron más aceites de mostaza, una sustancia química que es poco atractiva para muchas orugas”.
Esto fue selectivo solo a acciones que afectan directamente a las plantas.
“Lo que es notable es que las plantas expuestas a diferentes vibraciones, incluidas las realizadas por un viento suave o diferentes sonidos de insectos que comparten algunas de las características acústicas con las vibraciones de alimentación oruga no aumentó sus defensas químicas», dijo el Dr. Cocroft.
Esto indica que las plantas son capaces de distinguir las vibraciones de alimentación de otras fuentes comunes de la vibración del medio ambiente”, concluyó.
«Las plantas tienen muchas maneras de detectar el ataque de los insectos, pero las vibraciones de la alimentación son probablemente la forma más rápida…para comenzar a aumentar sus defensas», agregó el Dr. Cocroft.
(Vía: LGE)