Apple Watch, el reloj inteligente

Un artilugio tecnológico propio de la ciencia ficción o de películas como James Bond, ahora estará al alcance de cualquiera que tenga el dinero para pagarlo. Apple se vuelve a colocar a la vanguardia en diseños y productos tecnológicos

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Regeneración, 1 de marzo de 2015. En estos días, Apple está por lanzar al público el reloj inteligente de Apple que será una de las novedades tecnológicas del año.

El Apple Watch está a punto de salir al mercado (no hay fecha precisa, principios de año anunció la empresa Apple, «early 2015» habría dicho en septiembre pasado).

El éxito del nuevo dispositivo parece garantizada por la fiebre de consumo y el valor simbólico que estos aparatos poseen, como parte de la cultura aspiracional de consumo.

Hace un año y medio, inversionistas y analistas se mostraron nerviosos y reprocharon a Tim Cook que la empresa no sacara productos rompedores y se sostuviera solo por lo alcanzado por Steve Jobs.

Apple respondió débilmente a las críticas sacando al mercado los iPhones 5C con carcasas de colores y supuestos precios populares que no lo eran en absoluto (se entregaban a partir de 550 dólares, por arriba de los 8 mil pesos).

Sin embargo, con el iPhone 6, Apple ha vuelto a demostrar que puede seducir con productos de gama alta (y caros) a millones y millones de compradores en todo el mundo.

Apple tiene un mercado del 15% o 20% de usuarios de tecnología con más recursos económicos, que están más dispuestos a gastar (en aplicaciones, contenidos, accesorios y renovaciones) y que además muestran fidelidad a la marca.

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El Apple Watch

En primer lugar, el Apple Watch tiene un mercado cautivo de millones de consumidores VIP que comparar cualquier novedad de Apple. Poco importará si la batería se termine pronto cuando usemos el Watch y veamos las notificaciones, el correo entrante o las aplicaciones a las que nos dé acceso. Tampoco importará que sus funciones sean cubiertas perfectamente desde el teléfono. De todos modos, el Apple Watch se va a vender

Un proveedor de Apple ha dicho que la empresa espera una demanda de entre 3 y 5 millones de relojes al mes, lo que pulverizará las marcas que hasta ahora han logrado compañías como Samsung, Sony o Motorola, que ya tienen wearables de este tipo a la venta.

Apple vende gama alta, estilo de vida y diseño, y convertirá la muñeca en el mejor escaparate para decir a los demás quiénes somos o a dónde queremos llegar. Un poco como han hecho los suizos desde hace más de cien años, pero a lo bestia. De hecho, tengo entendido que en Suiza, patria del reloj de lujo, empiezan a estar muy preocupados, aunque lo intentan disimular.

En los últimos años, Apple contrató a directivos de Burberry, Tag Heuer o Saint Laurent, para estrechar el vínculo de sus gadgets con el mundo del lujo y del estilo. En la presentación del Watch, los expertos de mercadotecnia de la compañía no mimaron a los periodistas tecnológicos (quizá porque pensaron -y con razón- que hace mucho tiempo ya que son incondicionales de su causa), sino a los editores y editoras de las revistas de moda y lujo. A esos les puso el equipo de Tim Cook hasta avión privado para llevarles a divertirse con el nuevo juguete.

Pero existe el temor de que el nuevo Watch, que llegará incluso bañado en oro, será otra fiesta en forma de millones de unidades vendidas al año y escasos beneficios para los directivos y accionistas de la compañía. Como ya ocurrió antes con el iPod, el iPhone y el iPad, que acabó creando una industria a su alrededor. En el imaginario social, el Apple Watch será un símbolo de distinción, una manera de marcar la diferencia con el vecino, un símbolo de clase.

Quizá en un tiempo muy corto se pueda hablar por teléfono mediante el Watch; así tendría un atractivo más para el consumidor: que todos puedan hablar por su reloj y sentirse como personajes de la zaga de James Bond.