Trump, estás despedido, rompe ultraderecha republicana con el precandidato

Por insultar al “héroe de guerra” norteamericano, John McCain, el partido republicano marca distancia con Donald Trump

U.S. Republican Senators John McCain (L) and Lindsey Graham talk during the Fiscal Responsibility Summit at the White House in Washington February 23, 2009.       REUTERS/Kevin Lamarque   (UNITED STATES)
John McCain y Lindsey Graham 

20 de julio del 2015.-Después de un mes de campaña, de guerra desenfrenada contra todo y contra nada, la siembra de minas de Donald Trump, le explotó en las manos.

El empresario y candidato a la presidencia de Estados Unidos “osó” dudar del honor militar del senador republicano y excandidato a la presidencia John McCain durante un encuentro con un grupo de la derecha cristiana en Iowa, en el que participaban otros nueve candidatos. La reacción inmediata de condena de las principales voces del “republicano” supone el fin de los apoyos que el empresario podía tener al interior de su partido.

La semana pasada, en un mitin republicano en Arizona, el empresario había recibido comentarios adversos de Mc Cain, quien había indicado que Trump había “encendido a los locos” con su discurso antiinmigración. Ante lo cual la repuesta del protagonista del “aprendiz” había sido calificarlo de “tonto”, y aunque tuvo ocasión de corregir sus comentarios en el mitin de Arizona, arremetió contra McCain afirmando: “No es un héroe de guerra”, “Es un héroe de guerra porque fue capturado. Prefiero a los que nos son capturados”.

La leyenda de John McCain surgió, durante la guerra de Vietnam, cuando su avión fue derribado sobre Hanoi, fue hecho prisionero y pasó cinco años en capturado por el ejército norvietnamita. Sufrió torturas y confinamiento en solitario. Las secuelas físicas fueron permanentes y visibles. En contraposición Trump se libró de ir a Vietnam con prórrogas de estudiante y, después, por un defecto en un pie. Cuando los periodistas preguntaron en qué pie, no pudo recordar en cuál.

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El público conservador cristiano asistente al evento había recibido con una ovación a Trump, siguiendo su discurso sobre la incompetencia de Washington, sobre los inmigrantes ilegales asesinos y sobre el tratado que piensa negociar con China. Al momento de pronunciar las palabras contra McCain, el público se congeló, se oyó un murmullo entre los casi 3 mil asistentes al acto, seguido de algunos abucheos. Trump intentó aminorar el impacto de sus comentarios diciendo que McCain no había hecho suficiente por los veteranos, aunque fue demasiado tarde.

Durante el mes de su contra campaña, Donald Trump ha pasado a ser de un golpeador oportunista a la propuesta demócrata a una molesta piedra en el zapato republicano. Casi incluido por su estridismo en el primer debate presidencial entre precandidatos republicanos, la posibilidad de que los candidatos de ese sector tengan que dedicar tiempo y atención a sus descalificaciones durante el debate en televisión en vez de hablar de Clinton u Obama y la política demócrata es un factor de preocupación al interior del partido conservador norteamericano.

En prevención, el partido marcó distancia ante Trump en cuestión de horas tras sus comentarios. Jeb Bush tuiteó: ”Basta de ataques insultantes. El senador McCain y todos nuestros veteranos, especialmente los prisioneros de guerra, tienen todo nuestro respeto y admiración”. Bush no asistió al evento republicano. Desde el Comité Nacional Republicano, el estratega en jefe Sean Spicer declaró: “No hay lugar en nuestro partido o nuestro país para comentarios que insultan a los que han servido con honor”.

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Otro importante precandidato republicano, Rick Perry, exgobernador de Texas, se dijo “muy ofendido” por los comentarios del empresario, y dijo que “Donald Trump debe una disculpa a todos los veteranos americanos y en particular a John McCain”.

El senador Lindsey Graham, político con alto apoyo de la derecha cristiana, dijo en torno a las descalificaiones: “Creo en la democracia. Creo que la gente de Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur lo resolverán. Y esto es lo que van a decir: Donald Trump, ¡estás despedido!”.

En cuestión de horas, Donald Trump pasó de ser ovacionado por sus radicales ultraderechistas a ser despedazado por sus propios correligionarios. Trump no se disculpó durante el sábado, como le pidieron los líderes republicanos. Consciente de que incluso con apoyo popular el Partido Republicano se resistirá a darle la nominación, lleva días advirtiendo de que considera la posibilidad de presentarse como independiente, lo que puede ser todavía más dañino para el partido. “Si me sigue yendo bien, gastaré el dinero que sea necesario”, dijo el candidato empresario a los periodistas cuando ya había estallado la polémica.

Con información de: El País