Los hombres pasan mucho más tiempo trabajando por dinero mientras que las mujeres realizan más trabajo no pagado como cocinar, limpiar y cuidar de los niños.
Por Claire Cain Miller para NY Times.
Regeneración, 23 de febrero 2016.- En muchos países alrededor del mundo, las formas en las que los hombres y las mujeres ocupan su tiempo está desequilibrada. Los hombres pasan mucho más tiempo trabajando por dinero mientras que las mujeres realizan más trabajo no pagado como cocinar, limpiar y cuidar de los niños.
Este trabajo no pagado es esencial para que los hogares y la sociedad funcionen. Pero también se valora mucho menos que el trabajo no pagado, y cuando se trata de las responsabilidades de las mujeres, les impide que realicen otras tareas.
“Esta es una de las inequidades raíz que existen en todas las sociedades y de la que no hablamos mucho,” dijo Melinda Gates, co fundadora de la Fundación Gates, una entrevista. Inspirada por sus propias observaciones mientras viajaba a otros países y por los datos de uso del tiempo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. “si no traemos este tema a la mesa, no podremos desbloquear el desarrollo de las mujeres.”
Países como los Estados Unidos tienden a tener una brecha más pequeña de trabajo no remunerado en comparación con países más pobres como México. Japón, que cuenta con una de las brechas más grandes, ha impulsado recientemente una serie de iniciativas que tratan de incrementar el número de mujeres que trabajan en lugar de dejarles ocupar una rutina de cuidado de los niños de tiempo completo, esto porque sus líderes han considerado que esto es esencial para el desarrollo económico.
Alrededor del mundo, las mujeres pasan un promedio de 4.5 horas al día realizando trabajo no pagado que incluye las compras en el mercado, el cuidado de los niños y lavar la ropa. Esto es más del doble de tiempo del que pasan los hombres, de acuerdo a la OCDE. Los hombres pasan significativamente más tiempo realizando trabajo pagado o actividades de esparcimiento como jugar deporte, ver televisión y salir con sus amigos.
En relación al tiempo utilizado por las mujeres, los hombres que pasan más tiempo haciendo el “quehacer” son los escandinavos, y el menor tiempo en la India, México, Turquía y Japón. En Noruega, por ejemplo, las mujeres pasan en promedio 3.5 horas al día, mientras que los hombres pasan 3. En la India, las mujeres pasan seis horas y los hombres menos de una hora. Sin comparar su labor con la de las mujeres, los hombres en Corea del Sur hacen el “quehacer” en promedio 0.7 horas.
En los Estados Unidos, las mujeres pasan cerca de cuatro horas al día de trabajo no remunerado comparado con las 2.5 horas de los hombres. La diferencia inicia temprano: las niñas americanas con edades de entre 10 y 17 años, realizan dos veces más las labores domésticas cada semana que los niños. Además, es 15% más probable que a los niños se les pague por esas mismas tareas, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Michigan.
Cuando el tiempo que pasan las mujeres haciendo trabajo no pagado se encoge de cinco a tres horas al día su fuerza de participación laboral se incrementa en un 10 por ciento de acuerdo a la OCDE. Cuando las mujeres no pueden ir a la escuela sus hijos son menos saludables y más propensos a permanecer en condiciones de pobreza. Las mujeres podrían hacer más trabajo no pagado y tener mejor educación si los hombres hicieran más trabajo no pagado o si ambos hicieran las tareas del hogar.
“Necesitamos llamar al trabajo lo que es: trabajo, ya sea que lo hagas en casa o que formes parte de lo que se considera “fuerza de trabajo”, y dar a los hombres y a las mujeres opciones para elegir lo que quieran hacer” dijo Gates.
Existen muchas formas de eliminar esta brecha. Diane Elson, una socióloga y economista de la Universidad de Essex en Inglaterra, y consejera de asuntos de mujeres y desarrollo de las Naciones Unidas, ha escrito que el trabajo no pagado debe ser reconocido, reducido y redistribuido.
La tecnología juega un papel clave para reducir la cantidad de horas que lleva realizar el quehacer. Sólo hace falta pensar en la cantidad de tiempo que pasaban las mujeres americanas lavando ropa y cocinando antes de la invención de los electrodomésticos modernos.
Redistribuir el trabajo no pagado a los hombres a través de políticas, como la baja por familia. Las mujeres tienen más probabilidad de volver al trabajo después de tener un bebé cuando tienen el permiso de faltar por su familia, y los hombres que pueden acceder a esta baja temporal pasan mayor tiempo cuidando a sus hijos después.
Dotar tanto a hombres como a mujeres de sistemas anticonceptivos y celulares puede ser una de las estrategias que ayuden a reducir esta brecha en países en desarrollo. El acceso a la información es crucial para que las mujeres puedan acceder a mejores condiciones de vida y fuentes de empleo. Un cambio cultural puede permitir que el trabajo mejor distribuido represente una mejora en la calidad de vida de la población en general.