Fue liberado Arnaldo Otegui, líder de la izquierda independentista del país vasco tras seis años y medio en prisión, acusado de revivir la izquierda vinculada al grupo armado ETA.
Regeneración, 1 de marzo de 2016. Cinco minutos antes de las nueve de la mañana, el líder del independentismo vasco Arnaldo Otegi salió de la prisión de Logroño, en La Rioja, donde había estado recluido los últimos seis años y medio. Salió con el brazo en alto y lo primero que hizo fue fundirse en un abrazo prolongado y sentido con su hijo, Hodei, quien a lo largo de estos años ha sido uno de los pilares de su resistencia al interior de la cárcel. Y después, en un pequeño atril improvisado, dijo unas breves palabras: “La presencia de tantos medios de comunicación y de tantas cámaras demuestra que en el Estado español hay presos políticos. Y ahora toca trabajar para sacar a todos los presos políticos vascos”. Y advirtió que su condena por “pertenencia a organización terrorista” se debió en realidad a que trabajó desde su trinchera por una salida pacífica del histórico conflicto, en este sentido reiteró que “la paz es el camino a la independencia”.
Otegi, de 57 años y uno de los líderes más influyentes del independentismo vasco de las últimas décadas, fue custodiado por agentes de la Guardia Civil hasta la puerta de la prisión, el lugar en el que durmió los últimos dos mil 331 días y las paredes que sólo abandonó cuando lo citaron a declarar en los tribunales de justicia o cuando le concedieron los únicos dos permisos carcelarios para despedirse de su madre agonizante y para estar con sus familiares el día de su entierro. Una vez en la puerta, Otegi inició su nueva andadura en libertad, vestido con un pantalón azul y una chamarra gris para soportar las bajas temperaturas de la zona. Después caminó en solitario el pasillo de unos 20 metros que divide la entrada en la cárcel del edificio, donde finalmente, con el puño izquierdo en alto, fue recibido por unas 200 personas con banderas vascas (ikurriñas) y gritos de “independencia” y “gora Euskal Herria (¡Viva el País Vasco!).”
Otegui fue recibido por decenas de personas al salir de prisión
A las puertas de la cárcel estaba su familia y sus compañeros de partido, incluida la dirección al completo de la plataforma política Sortu -de la que el propio Otegi es su secretario general-, entre ellos Rufi Exteberria, Joseba Permach, Pernando Barrena e Iñigo Iruin, además de otros destacados líderes vascos vinculados a Bildu, como Oskar Matute, Peio Urizar, y Rebeka Ubera. También destacó la presencia de dirigentes políticos catalanes a favor de la independencia, como los diputados de la coalición Junts pel Sí y las CUP, Lluís Llach, Anna Gabriel y David Fernández.
Después de saludar, Otegi advirtió que después de pasar seis años y medio en la cárcel tras un proceso judicial que tildó de “político”, salía “más independentista que antes” y se mostró partidario de trabajar para liberar a todos “los presos políticos vascos”. Sobre su eventual candidatura para convertirse en el primer presidente del gobierno vasco (Lehendakari) de la llamada izquierda “abertzale (patriota)”, Otegi señaló que “el mejor lehendakari es el pueblo”. Y recordó que en su día fue encarcelado por hacer “una apuesta por la paz”, en relación a su vital participación en el proceso político que derivó en el cambio de rumbo de la izquierda separatista que culminó con su condena explícita de la violencia con fines políticos. Ese paso fue el preámbulo para que la organización armada ETA decretara, en noviembre del 2011, el “cese definitivo” de la “lucha armada”. Y se iniciara el proceso de paz que está abierto en la región y que ahora, con Otegi en libertad, se espera que tenga un nuevo impulso para culminarlo.
Tras su breve discurso, Otegi se subió a una camioneta con sus familiares y se fue en dirección a su pueblo natal, Elgoibar, donde esta tarde se le hará un homenaje.
(Con información de La Jornada y Gara)