Organizaciones de alrededor del mundo pidieron a Justin Trudeau actúe contra las mineras canadienses que no cumplen con las regulaciones en derechos humanos y permita que se abran procesos penales en territorio canadiense contra ellas.
Regeneración 26 de abril del 2016.- En una carta pública promovida por 190 organizaciones alrededor del mundo que conforman el Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero, pidieron a Justin Trudeau que regule eficazmente a las mineras canadienses a nivel global.
En la carta, los demandantes solicitaron que Trudeau no meta las manos por las mineras promoviendo cambiar marcos regulatorios en los países receptores de extracción y obligar a las mineras a acotarse a los lineamientos internacionales de derechos humanos y transparencia en la regulación de crédito e inversión pública y privada que financian actividades extractivas e impongan salvaguardias que reciban subsidio estatal.
Además, demandaron garantizar el acceso a la justicia canadiense para que las víctimas de violaciones a derechos humanos, provocados por estas empresas en el exterior puedan tener justicia y reparación integral del daño, y el establecimiento de mecanismos de monitoreo y denuncias de violaciones a derechos humanos provocadas por las mineras.
“Tenemos la esperanza de que su compromiso con los derechos humanos culminará en medidas que harán responsables a las corporaciones y agencias estatales y prevendrá más abusos por parte de las compañías mineras canadienses que operan en el extranjero”, dice el documento.
En México, más del 70 por ciento de los proyectos mineros están a cargo de empresas de Canadá, esto desde la apertura del sector durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; desde entonces, se han sumado conflictos: incumplimiento de contratos (como la implementación de plantas tratadoras de agua, concesión de los servicios a los ejidatarios, etc.); utilización de cianuro para extraer oro; enfermedades respiratorias y en la piel; abortos y bebés con malformaciones; contaminación del medio ambiente; falta de consentimientos de las comunidades para los proyectos; enfrentamientos sociales; llegando a asesinatos y ataques con armas de fuego que se imputan a la acción de las compañías, entre otros conflictos, son el impacto en las regiones mineras de México.
Mientras en territorio México y el mundo las mineras canadienses hacen de las suyas, en su casa se comportan ejemplarmente.
Si el primer ministro canadiense es congruente con su discurso, debería exigir que el comportamiento de las empresas de su país se igual de ejemplar que como es en su territorio.