«Pronto estaremos en una situación de un verdadero intercambio nuclear que llevaría a un invierno nuclear, que haría la vida efectivamente imposible», sostiene el activista político.
Regeneración, 29 de mayo del 2016.-Barack Obama este viernes se ha convertido en el primer presidente estadounidense que ha visitado Hiroshima, la ciudad japonesa a la que Estados Unidos lanzó una bomba nuclear al final de la Segunda Guerra Mundial.
El lingüista y activista político estadounidense Noam Chomsky, entrevistado por el canal Democracy Now, ha descrito aquel evento como «el día más siniestro que recuerdo».
Ante la negativa anunciada por el gobierno de Obama de pedir disculpas al pueblo japonés por los ataques a Hiroshima y Nagasaki en 1945, Chomsky señaló que «aquellos eventos requieren reconsideración seria, sí, disculpas, y principalmente la reconsideración de qué somos capaces en este mundo».
Evaluando el papel de Obama en la continuación de la era nuclear, calificó su plan de modernizar el arsenal atómico de un «paso muy malo».
En primer lugar, «ha de recordar que tenemos una obligación legal de reducir y, finalmente, eliminar las armas nucleares», subrayó.
«Pero además, esta intención de desarrollar pequeñas armas nucleares suena a algo ‘bueno’. Son pequeñas, no grandes. Pero es lo contrario. Las armas pequeñas crean la tentación de usarlas, haciendo pensar ‘pues, es un arma pequeña, no puede destruir una ciudad entera», explicó Chomsky.
El activista advirtió que con el uso de armas pequeñas drásticamente aumenta la posibilidad de represalia nuclear.
«Esto significa que pronto estaremos en una situación de un verdadero intercambio nuclear que llevaría a un invierno nuclear, que haría la vida efectivamente imposible», añadió.
En general, haciendo balance del trabajo de Obama de cara al final de su mandato ante las inminentes elecciones presidenciales, Chomsky dijo: «Hubo algunas cosas buenas. Pero las oportunidades disponibles, particularmente en los primeros dos años, cuando le apoyaba el Congreso, no fueron aprovechadas. Por los estándares de la política presidencial estadounidense, no hay nada en particular que admirar, ciertamente».
(RT)