Docentes de la sección 7 de Chiapas compartieron cómo la sociedad las apoya otorgándoles víveres y recursos para resistir su lucha, una que parece no tener marcha atrás.
Por Fabiola Rocha
Regeneración 11 de julio de 2016.- Pese a las continuas desacreditaciones de los maestros en los medios de comunicación, el apoyo hacia ellos es tangible en su campamento instalado en la Ciudadela, donde diariamente reciben despensas, medicamentos, ayuda médica, pero además, en su ciudad ya no es posible echar atrás.
Sobre ello hablaron Juana María Zebadúa, Concepción López de los Santos, Josefa de la Torre y Enrique Santís López, profesores de los Altos de Chiapas, quienes reconocen la inmersión de la sociedad civil en la movilización.
“Se vive allá (en Chiapas) de manera distinta, por ejemplo, nos pidieron (a los maestros) que levantáramos el bloqueo porque se estaban afectando comercios grandes; los maestros queriendo obedecer las indicaciones para saber qué cosas nos va a dar el Gobierno si desbloqueamos… pues los papás y las organizaciones son las que se resistieron, dijeron no, no y no. No es tanto que los maestros estén rebeldes, ahora son los papás que quieren ver algo sólido y ese es el gran compromiso que tenemos en Chiapas, como maestra me da pena que no se logre a lo que venimos porque como nunca, se levantaron los papás y si quisiéramos volver a empezar otro movimiento difícilmente nos apoyarían”, dijo De la Torre.
Mientras el profesor Enrique Santís López, considera que su lucha tiene mucho aliento pues insistió que en Chiapas, la sociedad está en lucha.
“Antes de venir tuvimos que hablar con los padres de familia, decirle a nuestros alumnos, que estamos en un proceso”, dijo.
“Nuestros alumnos conocen el contexto, nos apoyan; no se puede decir que haya una división entre esos tres niveles: los padres de familia están ahí, los estudiantes están ahí, la sociedad está ahí”.
Además, contrario a las informaciones que han trascendido los maestros aseguran que antes de aventurarse a venir a la Ciudad de México, el pasado 15 de julio, los maestros de la sección 7 prepararon diversos materiales con de la última parte del bimestre.
“Preparamos materiales para este último bimestre” dijo Santís López, “para no dejarlos sin nada; los hemos enseñado a ser autodidactas”.
Opinión que compartió la maestra Josefa de la Torre, quien imparte la clase de cuarto año de primaria.
“Cuando les dije, bueno señores padres de familia, llegó la hora de parar, me voy dejo mis libros, dejo todo; y si tengo que agarrar piedra, resortera, palo, lo voy a hacer”, contó que respondieron, “ ‘no maestra, váyase, cuídese’… un apoyo, incondicional, pero tuve que trabajar el doble”.
“Yo tuve que dosificar mis contenidos, pensar qué cosa hacía falta reforzar, porque en los cuatro bimestres que ya trabajamos vimos todo casi lo que marca el quinto bimestre, es un repaso de los cuatro, pero habrá algunos puntos que tenemos que reforzar, entonces, sobre eso se plantean actividades: hacer mapas conceptuales, tablas, cuadros para que llenen los niños, cuestionarios, trabajos de investigación, un compendio; cuando los papás vieron el trabajo, me dijeron ‘maestra, ¿no nos puede dejar menos?’”.
Hace casi un mes que la maestra está en el campamento, al lado de su esposo quien también es docente; en Chiapas dejaron a sus tres hijos, ya mayores, a quienes ni siquiera pueden enviar dinero porque hace dos quincenas que no les pagan.
Más o menos en la misma situación está la profesora de Secundaria Concepción López de los Santos, quien enseña la materia de informática en la Secundaria Técnica 40 ubicada en Teopisca, Chiapas.
López de los Santos, de 39 años, en el campamento se ha desarrollado como la cocinera de la sección de los Altos de Chiapas, para ella, no es un pretexto tener miedo al descuento.
“Pensar cómo voy a hacer para mantener a mi familia, cómo voy a sobrevivir, y pues yo siempre he dicho, de hambre nadie se muere, mientras tengamos pies, tengamos brazos, podemos trabajar, podemos buscar el sustento de nuestra familia, y pues con la bendición de Dios aquí hemos tenido apoyo de padres de familia, de las mismas escuelas de aquí que nos han venido apoyar, hasta el momento no nos han dejado morir de hambre y aquí seguimos, quizás sea eso al temor o a la represalia que puedan tener”, comentó.
“Nosotros somos Chiapas, somos un estado más pequeño, entonces, venimos de sangre de gente indígena que de tanta humillación de tanto esto, de tanto lo otro, llega un momento en que despiertan diciendo ‘basta, me doy cuenta de lo que está pasando y ya no aguanto más’, entonces nosotros tenemos la posibilidad de protestar porque no estamos inmersos en este mundo donde sólo es trabajo”, añadió De la Torre.
A su modo de ver, el hecho de que la Sección 9, de la Ciudad de México no se haya unido a la movilización más concretamente tiene que ver con la diferencia entre un mundo y el otro.
“La diferencia es el mundo en donde vivimos cada uno”, dijo De la Torre
“Desde ahí nos damos cuenta que están inmersos en salón de clases-casa, salón de clases-casa, pero en cuestiones políticas no están metidos, porque cuando uno se mete en las cuestiones políticas uno se da cuenta de cómo está este País”.
Hace seis meses que la maestra Juana María Zebadúa no cobra su sueldo y aunque tiene dos hijas, ella no se desanima.
“Tenemos familia”, dijo, “sale la familia, te apoya, yo desde que me dejaron de pagar, una hermana de mi mamá me ha dado dinero, para lo pasajes”.
A decir de la maestra de historia, quien además se encarga de la coordinación de seguridad y vigilancia del campamento, la situación económica no es impedimento para seguir en la lucha.
Desde la cocina de la sección de los Altos de Chiapas, circula un olorcito a carne de cerdo y chile ancho, la lucha está clara, ya no es posible dar marcha atrás, como un compromiso con la sociedad chiapaneca que se ha unido a la exigencia magisterial.