A un año de la acción policiaca, nada se sabe de la investigación a cargo de la Procuraduría General de la República, aunque, eso sí, la Policía Federal ha anunciado la próxima publicación de un protocolo para el uso de la fuerza.
Regeneración, 18 de junio de 2017.- Juana Antonio, la mujer que organizó el rescate y la huida de una treintena de niños, toma la palabra, a solicitud de Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Ustedes vieron que los niños salieron corriendo porque todavía tienen miedo. Pero esta vez voy a comenzar al revés, dice. Y no habla, como muchos esperarían, del 19 de junio de hace un año, cuando policías federales llegaron hasta aquí y lanzaron gases lacrimógenos contra las viviendas de lámina de la colonia 20 de Noviembre.
A un año de que tuvo que salvar a sus hijos y los de sus vecinos de la incursión policiaca –mientras allá abajo, en la carretera, agentes federales y estatales se daban gusto echando bala–, la señora Antonio prefiere hablar de las carencias. La colonia no tiene agua ni luz y ni siquiera la pequeña promesa de unos camiones de grava para no tener que caminar entre el lodo ha sido cumplida.
Ya que vienen tres esferas, como ustedes dijeron, nos basta con que cumpla una. Las tres esferas son la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (Ddhpo) –con Arturo Peimbert–, la CNDH y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU DH).
Los representantes de estos tres organismos han venido a Nochixtlán dos días antes del primer aniversario de la masacre, como le llaman aquí, y tras una reunión con los discursos de rigor recorren la zona donde un exitoso desalojo culminó, por razones no esclarecidas, en una desigual batalla campal entre 800 elementos de las fuerzas del orden y centenares de pobladores que resistieron con lo que tenían a la mano.
Tal vez la señora Antonio no lo sabe, pero las tres esferas le dan la razón en un comunicado conjunto en el que, además de reiterar la solicitud de una investigación exhaustiva y garantías de no repetición, explican: Los hechos del 19 de junio de 2016 deben ser interpretados en el contexto histórico y social del estado de Oaxaca. El rezago en el goce igualitario de los derechos humanos, en particular los derechos económicos, sociales y culturales, históricamente ha generado un clamor de justicia social que no ha sido debidamente atendido. Las causas estructurales que propician situaciones que pueden tornarse violentas deben ser abordadas de forma efectiva.
Los sobrevivientes
Antes del recorrido, los funcionarios de derechos humanos se reúnen en un salón con pobladores de Nochixtlán.
El primero al habla es el profesor Santiago Ambrosio, presidente del Comité de Víctimas. El 5 de marzo pasado sufrió un atentado. Dispararon seis tiros contra el vehículo en que viajaba y resultó con una herida en una pierna. No es el único. Este día, el presidente de la CNDH escucha varios testimonios de víctimas que han sido amenazadas, perseguidas, acosadas.
Santiago es muy ceremonioso cuando se dirige a quienes ocupan las primeras filas: Con la venia de los niños y niñas desplazados de la colonia 20 de Noviembre.
Sigue: Con la venia de los compañeros caídos en la lucha, y nombra a los ocho asesinados el 19 de junio de 2016: Jesús Cadena Sánchez, Óscar Luna Aguilar, Yalid Jiménez Santiago, Omar González Santiago, Anselmo Cruz Aquino, Óscar Nicolás Santiago, Silvano Sosa Chávez y Azarel Galán Mendoza.
Con información de: La Jornada