Woody Allen presentaba su filme en Cannes cuando su hijo Ronan Farrow volvió a ventilar el supuesto abuso sexual del cineasta contra su hermana y se preguntó la razón de que la prensa siga solventando al cineasta.
Por Fabiola Rocha
Regeneración 11 de mayo de 2016.-Hoy arrancó la 69 edición del festival de Cannes en Francia y la nueva película de Woody Allen, Café Society, abrió el evento, sin embargo, no terminaba de proyectarse la película cuando su hijo Ronan Farrow volvió a poner sobre la mesa el abuso sexual del cineasta contra su hija adoptiva.
Ronan no sólo va contra Allen, sino contra el festival de Cannes por festejar al cineasta como ícono en su inauguración, a Amazon por invertir dinero en el director, incluso a los medios de comunicación que exaltan las cualidades del creador cinematográfico sin cuestionar su ética.
¿Será que pedimos demasiado de las personas altamente creativas? ¿De aquellos que consideramos líderes?
Casos hay muchos, Gandhi por ejemplo, quien es uno de los referentes cuando se habla de resistencia civil; testimonios de personas cercanas a él visibilizaron que era racista e incluso forzaba a algunas mujeres a dormir con él. Algo que podría ser una completa incongruencia con su propia lucha que buscaba la independencia de India.
Si por un lado, una persona es importante al punto que ha movido masas para un movimiento o para ver una película, los espectadores que no sufrimos las consecuencias de su humanidad (en estos casos, por ejemplo, ser abusados por ellos), ¿deberíamos tomar partido? ¿Debemos evitar darle un subsidio a Woody Allen para que haga su próxima película o ir a ver su creación con el fin de no solventar sus malos hábitos? Para Ronan así debería de ser.
Su hijo sostiene que “Eso (solventar las actividades de Allen ) no es solo equivocado: es peligroso. Envía un mensaje a las víctimas y a los agresores: vamos a mirar hacia otro lado”.
En un principio democrático, Benito Juárez diría, “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Y en ese sentido los estudios Amazon igual que el Festival de Cannes son libres de elegir a Woody Allen como su figura, igual que todos tienen derecho a ver las películas de Allen, pero no hay que olvidar el papel que éste jugó en la vida de su hija, quien bajo sus propias palabras publicó en el The New York Times.
“Cuando tenía siete años, Woody Allen me tomó de la mano y me llevó a un oscuro desván en la segunda planta de nuestra casa. Me dijo que me tumbara boca abajo y que jugara con el tren eléctrico de mi hermano. Entonces abusó de mí sexualmente. Él me hablaba mientras lo hacía, susurrándome que era una buena chica, que ese era nuestro secreto y me prometía que iríamos a París y me convertiría en una estrella de cine”, relató Dylan.
Pese a las acusaciones y aunque, por el paso de los años, no se pudo comprobar ante la policía las acusaciones, en la rueda de prensa sobre la película ningún periodista abordó la cuestión.
Sin ser víctimas o victimarios, ¿cómo podemos luchar contra una ola de personas abusivas altamente creativas? ¿Es posible? Como periodistas, deberíamos ser capaces de lanzar, al menos, la pregunta, consideró Ronan.
Con información de El País.