El infante que participa de las tareas domésticas será un adulto autónomo y sabrá apreciar la actividad colectiva y el valor de la aportación personal
Regeneración, 16 de septiembre del 2018. El tema de la participación del infante en las actividades domésticas es constantemente abordado en las revistas de la literatura rosa, donde se subraya que la realización de las actividades domésticas son fundamentales para el desarrollo de la personalidad adulta.
Al respecto consultamos con Avril Rivero, psicóloga y especialista en arte terapia, quien nos indica que se trata del afecto, de abordar el mundo y la transformación del mundo desde el apoyo en el ámbito familiar.
Indica que de ese modo se nutre el afecto del infante cuando se aborda el tema de los límites, tanto físicos, como usar herramientas, o, las pautas sociales.
De hecho sostiene que difícilmente se puede pensar en el término persona adulta, en alguien que no sabe prepararse su comida o no participa activamente para mantener la higiene en el sitio en que se habita.
Puntualiza que ese tipo de dependencia hace un horizonte limitado al carecer de habilidades básicas para sobrevivir.
El machismo en el país de los temblores
La plática con Avril, de la UNAM, deriva además en el contexto mexicano de la protección civil.
Y muestra el Atlas de Riesgo donde resulta que los riesgos en nuestro paí son: «sismos, erupciones volcánicas, deslizamiento de terrenos, ciclones tropicales, lluvias intensas, inundaciones, sequías, ondas de calor, heladas, tormentas eléctricas, vientos intensos, entre otros, los cuales tienen un gran impacto en la población y en los recursos socioeconómicos.»
Gestionar las necesidades básicas personales y de nuestras familias y la sociedad en México es un asunto fundamental y está en la base de la protección civil.
Aunque se reconoce que no es exclusivo, en México se reconoce la tendencia cultural que asigna la gestión de estas actividades básicas a las mujeres.
A cualquier edad la desventaja es evidente.
Son los sectores vulnerables «precisamente los que necesitan ayuda para gestionar algunas de sus necesidades básicas, como por ejemplo los bebés o los adultos mayores».
«Pero si a los bebés, los adultos mayores, los enfermos, por ejemplo, le sumas las necesidades de todos los varones, pues, es poco práctico y es previsible que sean los propios varones quienes sufran las consecuencias de su falta de habilidad», señala.
Jugar y convivir y no un fastidio
Como en todas las cosas, la participación del infante en diversas actividades requiere de la participación y la paciencia del adulto.
Y recordar que la infancia es jugar y que ese juego es entre los adultos y los infantes.
Entonces todas las actividades deben ser enseñadas de manera gratificante, paciente, flexible, pero persistente.
Dando como resultado familias más felices, mejor integradas, señaló la entrevistada.