Los campesinos en África usan fuego como técnica agrícola; un 10% queda fuera de control y es responsable del 90% de la superficie que arde.
Regeneración, 29 de agosto de 2019. Una imagen de satélite difundida hace unos días por la NASA y analizada por Weather Source revela que en África central había miles de incendios, incluso más que en Brasil.
Durante la cumbre del G7 en Biarritz, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció la posibilidad de desbloquear fondos para combatir el fuego también en el continente africano.
También Zambia, Mozambique o Madagascar sufren el mismo fenómeno. Sin embargo, según los expertos, no son fenómenos comparables.
Los expertos opinan
En su opinión, la mayor parte de los incendios en África responde a técnicas agrícolas ancestrales usadas por el hombre en actividades agrícolas y pastorales, están controlados y no afectan a grandes masas boscosas sino a pastizales y tierras de cultivo.
Peter Moore, especialista en gestión de fuegos del departamento de Bosques de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) declara:
“El uso del fuego para cazar, favorecer las mejores plantas para la alimentación o la fibra, la limpieza para la agricultura y el pastoreo, facilitar los viajes y controlar las plagas está bien documentado, es tradicional y continúa en la actualidad en muchas partes de África”.
Sin embargo, se estima que nueve de cada diez fuegos en África no crean grandes daños, sino más bien beneficios a la comunidad.
Según informa la AFP, Tosi Mpanu Mpanu, negociador congolés en las conferencias sobre el clima de Naciones Unidas, opinó que “en la Amazonia, el bosque arde sobre todo a causa de la sequía y el cambio climático. Pero en África central se debe esencialmente a técnicas agrícolas”.
Hablan las autoridades
Según el Ministerio de Medio Ambiente angolés se trata de fuegos que los agricultores generan cada año al final de la estación seca.
“En esta época del año y en numerosas regiones de nuestro país se producen incendios por parte de los campesinos en fase de preparación de las tierras debido a la proximidad de la estación de lluvias”, añade el comunicado.
Desde luego, también existen riesgos. Según Moore, los estudios más recientes indican que cada año arde entre el 3% y el 4% de la superficie terrestre del Planeta.
África se trata de uno de los continentes más afectados. Se calcula que el 10% de los incendios se escapan de control y son los responsables del 90% de la superficie que arde.
En el origen suelen estar los accidentes, falta de comprensión del riesgo, malas prácticas o descuidos. En 2016 la superficie quemada fue seis veces España.
Hablan los ambientalistas
Los colectivos defensores del Medio Ambiente alertan de que esta técnica de desbroce y quema provoca grave deforestación y pérdida de la biodiversidad, así como la erosión de la tierra.
La deforestación es real, aunque la causa principal no es la quema sino la tala.
Según aseguró Mpanu Mpanu a AFP: “la cubierta forestal de la RDC ha pasado del 67% al 54% de su territorio entre 2003 y 2018”.
Incluso el presidente Tshisekedi aludió a la pérdida de árboles en la cuenca del río Congo, la segunda masa forestal del Planeta, en su discurso de investidura.
Otro aspecto de los incendios tiene que ver con sus emisiones de gases nocivos a la atmósfera.
Cuando se usa el fuego para transformar áreas forestales en tierras abiertas hay una adición neta de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Combustibles que no se suelen quemar, como turberas y selvas tropicales, contribuyen de manera intensa a dichas emisiones, explica Moore.
Sin embargo, cuando se quema un terreno y la vegetación se regenera con el tiempo, esas plantas eliminan el de la atmósfera a medida que crecen, en opinión del experto.
Por su parte, la FAO propone mejorar las habilidades de las comunidades en la gestión de incendios a partir de sus propias tradiciones y conocimientos, teniendo en cuenta el impacto positivo que tienen la mayoría de los fuegos controlados.
Al mismo tiempo, recomienda mejorar sus capacidades para la extinción y la comprensión de los riesgos.
“Los incendios forestales dañinos”, como los que atraviesa en la actualidad el Amazonas, no son una emergencia sin precedentes. La combinación de políticas, planeamiento y gestión desfasadas han creado un contexto en el que los incendios generan daños y pérdidas”, concluye el documento.