AMLO, empresarios y Almodóvar

Las encuestas y las predicciones electorales en favor de AMLO han provocado lo impensable: que los empresarios se sienten a hablar sobre cómo podrían convivir.

 

Por Lorenzo Meyer | Reforma

Regeneración, 07 de junio de 2018.- El título pensado originalmente para esta columna estaba inspirado en un film de Pedro Almodóvar: «Empresarios mexicanos al borde de un ataque de nervios», pero el espacio disponible para el encabezado no lo permitió. Como sea, ese es el título, pues ni duda que algunos de los mexicanos más afortunados están, ya no al borde, sino en pleno ataque de nervios, muy público y poco edificante. Esto se puede apreciar analizando los mensajes que algunos de esos mil millonarios han enviado a sus empleados y a todos los mexicanos, pidiendo -¿exigiendo?, ¿rogando?- que no voten por la opción irresponsable y «populista», es decir, por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), (Forbes México, 30/05/18).

Desde el inicio de este tercer, y todo indica que exitoso, intento de AMLO por alcanzar la Presidencia de México, muchos grandes empresarios nacionales empezaron a manifestar una combinación de desprecio e inquietud frente al discurso del tabasqueño. Seguramente ese sentimiento lo compartieron varios voceros de inversionistas extranjeros, según se puede deducir de lo publicado desde el año pasado sobre México y AMLO en medios como The Wall Street Journal, The Economist o The Financial Times, entre otros. Esta mezcla de menosprecio y de temor ante la creciente presencia del «mesías tropical» y «populista» de Tabasco, debió tornarse en ansiedad e incluso pánico ante la publicación de encuestas que sistemáticamente lo ponían de puntero en la carrera presidencial. AMLO, por otra parte, atacaba a la «mafia del poder» y cuestionaba la naturaleza de las «reformas estructurales» del gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) y de su mega proyecto de erigir un nuevo aeropuerto en el antiguo Lago de Texcoco y para el que ya se habían apuntado importantes inversionistas, empezando por Carlos Slim.

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En la descalificación que hacen el gran capital y sus validos del discurso del líder de Morena, sostienen que la lucha de los «capitanes de industria» no es por la defensa de sus intereses personales o de clase, sino por salvaguardar lo mucho que los mexicanos, como sociedad nacional, han ganado con el actual modelo económico, sin subrayar que, curiosamente, es también el que ha permitido concentrar en algunas familias 67,100 millones de dólares (Carlos Slim), 17,300 millones de dólares (Germán Larrea), 10,700 millones de dólares (Alberto Baillères), etcétera (06/03/18, www.forbes.com.mx/).

Los grandes empresarios y muchos más esperaban que, con los debates entre los candidatos presidenciales patrocinados por el INE, las preferencias de los ciudadanos por AMLO dejaran de crecer e incluso disminuyeran. Después de todo, supusieron, el discurso de AMLO puede ser eficaz en concentraciones populares, pero no al encontrarse frente a las cámaras de televisión, entre doctores -José Antonio Meade y Ricardo Anaya-, abordando temas complejos y con tiempos cortos y medidos. Sin embargo, después de dos debates, las encuestas de Reforma y El Financiero (30/05/18 y 04/06/18) aumentaron a 52% y 50% respectivamente la intención de voto por AMLO. Estas cifras han debido llevar al máximo la preocupación de los «capitanes de industria».

El 17 de mayo, poco antes de que aparecieran las encuestas en cuestión, pero sospechándolas y según declaración de Ricardo Monreal y otras filtraciones a medios periodísticos (Aristegui Noticias, 30/05/18), una decena de grandes empresarios encabezados por Claudio X. González fue a «Los Pinos» a ver a EPN para pedirle que forzara al PRI y a su candidato a retirarse de la contienda para hacer el equivalente a una «segunda vuelta» electoral y unir en un solo polo -el encabezado por Ricardo Anaya- a todas las fuerzas anti-AMLO y poder repetir por cuarta vez lo que ya se había hecho con buenos resultados en 1994, 2006 y en 2012: impedir el arribo de Cuauhtémoc Cárdenas primero y de AMLO después a «Los Pinos». En 1994, el panista Diego Fernández de Cevallos desapareció de la campaña para facilitar el triunfo del priista Ernesto Zedillo. En 2006, como lo admitió hasta el propio tribunal electoral, el Presidente y los empresarios se metieron de lleno a la contienda para hacer triunfar a Felipe Calderón por menos del 1% y en 2012, Calderón saboteó a Josefina Vázquez Mota en beneficio del 6.6% con el que triunfó EPN sobre AMLO. Si tenían el método de unir a las derechas y darles todo el apoyo que saben y pueden dar el gran dinero y la maquinaria electoral del PRI, ¿por qué no intentarlo de nuevo hoy?

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De acuerdo con Monreal, esta vez EPN se negó a «bajar» a su candidato porque el resultado sería desastroso para su partido, el PRI, que en esas condiciones simplemente podría desaparecer justo cuando está a punto de cumplir 90 años. Quizá también contó la promesa de campaña de Anaya de meter a la cárcel, por corrupto, a EPN. Finalmente, la ventaja que dan las encuestas a AMLO suponiéndolo en un duelo sólo con Anaya es ya muy grande -55% contra 29% (Reforma, 30/05/18)- para neutralizarla de manera mínimamente efectiva y creíble con los métodos del pasado, sean los del «fraude patriótico» de 1986 en Chihuahua o los del fraude a secas, usados en el Estado de México en 2017.

En vista de lo anterior, AMLO y los empresarios acordaron lo impensable: reunirse e imaginar cómo podrían convivir. Sería de desear que el poder económico no volviera a imponerse sobre el político.