El personal del penal del Altiplano tuvo que asegurarse de que la celda para el gobernador de Tamaulipas no estuviera en el pasillo 2, donde se encuentran los presos más peligrosos; ahí estuvo el Chapo Guzmán. Así prepararon la celda.
Regeneración, 21 de mayo del 2021. Una llamada de un funcionario de alto nivel del Órgano Desconcentrado de Readaptación Social, de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, llamó al Centro Federal de Readaptación Social Número 1 «El Altiplano» para pedir que prepararan una celda limpia y segura para el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.
Esto sucedió minutos antes de que un juez federal emitiera la orden de aprehensión contra el exsenador por delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero. Un funcionario del gabinete de seguridad contó a EMEEQUIS que la llamada salió desde la colonia Tlaxpana, en la alcaldía Miguel Hidalgo, al poniente de la Ciudad de México, y fue recibida en la colonia Centro en el municipio de Villa de Almoloya de Juárez, en el Estado de México.
El telefonazo alertó al personal del penal de que existía la posibilidad de que el gobernador fuera detenido y trasladado a prisión por orden del Centro de Justicia Penal del Consejo de la Judicatura Federal determinó que, después de 19 días de intentos.
También les aseguraron que, hasta donde sabía el gabinete de seguridad, Cabeza de Vaca seguía en México, pues en las últimas horas había estado en el municipio tamaulipeco de Mante, a 380 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, lo que complicaba su escape por tierra hacia McAllen, Texas, donde él y su familia poseen varias propiedades.
De gobernador a PPL
De inmediato, el personal penitenciario del penal conocido como Almoloya activó los
protocolos que se diseñaron para para recibir a personajes de alto perfil, pero no son
considerados personas privadas de la libertad (PPL) violentos, capos del crimen organizado o delatores de grupos delictivos.
Para preparar la llegada de Cabeza de Vaca se siguió el mismo protocolo que se usa con
políticos de alto perfil, prominentes abogados de la mafia o criminales «de cuello blanco». Lo que incluye una celda aislada, donde no tenga contacto con algún interno que pueda
poner en riesgo su vida, pero siempre vigilada por un custodio, que debe observar en todo momento al PPL, para evitar que se autolesione o se suicide.
Además, el personal debe inspeccionar la celda para asegurarse de que no existan
mensajes ocultos en las paredes o fallas en la construcción que puedan servir al internopara construir alguna herramienta prohibida en el penal. También debe estar limpia y seguir un riguroso chequeo, desde el foco hasta la cerradura deben estar en condiciones óptimas para garantizar que no escape.
El peor penal de México
Asimismo se aseguraron de que la celda estuviera apartada del pasillo 2 del penal
porque ahí están las celdas de «tratamientos especiales» o en las que están los internos más peligrosos.
Ahí han estado Joaquín “El Chapo” Guzmán, fundador del Cártel de Sinaloa; Édgar Villarreal “La Barbie”, sicario de los Beltrán Leyva; Daniel Arizmendi “El Mochaorejas”, infame secuestrador; Servando Gómez “La Tuta”, creador de La Familia Michoacana y más.
Varios de estos personajes narraron que cuando vivieron ahí sufrieron abusos físicos y psicológicos de los custodios; castigos desmedidos por acciones cotidianas como quedarse dormidos en los pases de lista o raciones de comida descompuesta y maloliente.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos considera que es el peor penal de todos los
que dirige el gobierno mexicano, de acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2019.