Asociación estratégica entre Rusia y Argentina promueve la construcción de un mundo multipolar
Por Ariel Noyola Rodríguez
El próximo 22 de octubre, la Federación rusa y la República Argentina cumplirán 130 años de relaciones diplomáticas. No hay tiempo para contemplaciones, el escenario global avizora enormes desafíos que llaman a la consolidación de alianzas multivectoriales. Una mirada estratégica siempre comienza por crear espacios de cooperación en la economía (comercio, inversiones, etcétera.), los robustece a través de las finanzas y, finalmente, alcanza los ámbitos energético y geopolítico.
Los más de 20 documentos suscritos por la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), durante su encuentro con su homólogo ruso, Vladímir Putin, son muestra de las oportunidades que emergen luego de que los vínculos bilaterales transitaron de la «asociación estratégica» (que comenzó en diciembre de 2008 durante la presidencia de Dmitri Medvédev) a la «asociación estratégica integral» (en abril del año en curso).
El creciente acercamiento entre la Casa Rosada y el Kremlin pone de relieve la incapacidad de Washington para sabotear la construcción de un mundo multipolar. A lo largo de la primera década del siglo XXI, el imperialismo norteamericano fracasó en contener el ascenso de nuevos actores económicos y políticos, tanto en América Latina como en la región euroasiática.
La geografía comercial de Argentina por ejemplo, es una expresión de la centralidad de Oriente en la economía mundial: entre 2005 y 2013, los intercambios con Rusia, India y China (países que integran junto con Brasil y Sudáfrica el grupo BRICS), pasaron de 9.36 a 14 por ciento. En contraste, la participación de Estados Unidos se desplomó de 13 a 8.21% en el mismo período, según la base de datos sobre comercio de mercancías de las Naciones Unidas (UN Comtrade, por sus siglas en inglés).
El comercio entre Rusia y Argentina por su parte, aumentó de 260,000 a 2.446 millones de dólares entre los años 2001 y 2013, un aumento exorbitante de más de 940 por ciento. De esta manera, Rusia superó hace un par de años el comercio entre la India y Argentina (1.865 millones de dólares), aunque está todavía muy por debajo de los registros alcanzados por China (16.823 millones de dólares).
Las oportunidades de inversión aumentan aceleradamente en materia alimentaria, minera, petrolera, de software, etcétera. En el Foro Empresarial Ruso-Argentino más de 50 corporaciones argentinas se dieron cita para cerrar negocios con un centenar de contrapartes rusas. Además, cabe enfatizar que la complementariedad económica debe privilegiar a la brevedad, el uso de monedas locales ¿Qué impide acelerar la «desdolarización» de los flujos de comercio e inversión bilaterales?
En cuanto a la producción energética mundial, según las palabras de CFK, la energía nuclear desempeñará un mayor protagonismo puesto que, en contraste con las energías de tipo convencional (petróleo, gas, carbón, etcétera.), es más barata, más limpia y menos propensa a las fluctuaciones de precios en el mercado mundial.
De ahí que se haya aprobado sin cortapisas, la construcción de la sexta central nuclear en territorio argentino, que tendrá un costo de 2,000 millones de dólares. La Corporación Estatal de Energía Atómica Rusa (Rosatom) presentará un conjunto de lineamientos que incluirán transferencias de tecnología, así como un plan de financiamiento por parte del Banco Ruso de Desarrollo (Vnesheconombank) con tasas de interés preferenciales a favor de Argentina.
La empresa Power Machines por su lado, emprenderá con sus socios argentinos, la instalación de un moderno sistema de turbinas en la central hidroeléctrica de Chihuidos I, ubicada sobre el río Neuquén (en el Norte de la Patagonia). Gracias a la colaboración con Rusia, el gobierno argentino estará en condiciones de ahorrar una enorme cantidad de divisas por la menor compra de combustible utilizado en las centrales térmicas.
En el ámbito de los combustibles fósiles, hay que destacar que tanto Rusia como Argentina buscan conservar su protagonismo en el mapa energético global. De acuerdo con las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) los abundantes yacimientos de gas y petróleo (convencional y no convencional) de ambos países, los posicionan dentro de las 5 potencias energéticas más importantes en escala mundial.
Con el ánimo de profundizar la «asociación estratégica integral», la corporación Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y el gigante Gazprom (la mayor empresa de gas natural de Rusia), lograron un importante memorándum de entendimiento. Por primera vez en su historia, las 2 empresas realizarán inversiones conjuntas en actividades de exploración, producción y transporte de hidrocarburos en Argentina y terceros países.
Por otro lado, ante el agotamiento de las fuentes tradicionales de energía, la propensión hacia la «geopolitización de las relaciones internacionales» aumenta, situación que promueve la conformación de zonas de influencia y con ello, la creación de alianzas en la esfera de la geopolítica. Es que mediante la guerra y la ocupación como mecanismos de desposesión, las potencias occidentales buscan garantizar a sus empresas el suministro de materias primas.
¿Qué estrategias serán capaces de resistir la ofensiva del imperialismo? ¿Cómo construir un muro de contención de cara a las asimetrías militares frente Estados Unidos? Es indudable, las «asociaciones estratégicas integrales» deben profundizar los acuerdos en materia de seguridad y defensa con otras potencias geopolíticas, tales como Rusia y China, que dicho sea de paso, son los únicos países capaces de contrapesar los alcances de las fuerzas norteamericanas en territorio latinoamericano.
En definitiva, somos testigos de un nuevo y acelerado ordenamiento económico y geopolítico en donde la unipolaridad estadounidense no encuentra lugar. Bajo esa misma perspectiva, la cooperación técnico-militar con la Federación rusa constituye un aspecto clave para custodiar la soberanía de América Latina.
El gobierno argentino en alianza con Moscú buscará neutralizar por un lado, el intervencionismo de Estados Unidos en la región y, por otro lado, contar con mayores capacidades geopolíticas ante la incursión militar de Inglaterra en las islas Malvinas. En los últimos años, Buenos Aires compró 2 helicópteros MI17E y 4 buques multipropósito para el patrullaje del Atlántico Sur, todos de origen ruso.
La tercera semana de abril, en la reunión con Serguéi Shoigú, el ministro de Defensa de Argentina, Agustín Rossi, comprometió la adquisición de 3 helicópteros más para conformar el sistema de 5 naves y un par de aviones caza Su-24. Asimismo, ambas partes aprobaron el intercambio de instructores y militares para llevar a cabo operaciones de paz en el marco de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la producción conjunta de equipos de uso militar y la realización de ejercicios militares (Venezuela es el país sudamericano pionero en llevar a cabo operaciones análogas con la armada rusa).
En conclusión, los gobiernos de Rusia y Argentina coinciden en que las sanciones económicas unilaterales, las invasiones militares y los ataques de los fondos buitre avalados por las leyes de Nueva York, son intolerables en la actualidad. Por lo tanto, la construcción de un mundo multipolar exige que ambos países sumen esfuerzos para articular una estrategia de seguridad y defensa común frente a los excesos de Estados Unidos y sus aliados…
*Economista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Fuente: RT en Español