29 de junio del 2015.-El Boeing 787, modelo conocido como Dreamliner, aeronave adquirida por el Gobierno de la República por casi 7 mil millones de pesos para el uso de Enrique Peña Nieto, «ha estado envuelta en una serie de incidentes».
El más reciente incidente de este avión se dio este lunes, cuando la aeronave con matrícula N961AM, operada por Aeroméxico, que salió del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México con destino a París con 181 pasajeros a bordo, se desvió hacia el aeropuerto de Shannon, en Irlanda, por una presunta indicación de humo en el compartimento trasero de carga.
Especialistas de Aeroméxico y de Boeing confirmaron ayer que no hubo presencia de fuego ni de humo en el avión, sin embargo el sensor de la cabina del piloto se encendió, por lo que se siguieron los protocolos internacionales para aterrizaje por causas de fuerza mayor.
Ésta es una de las al menos 16 fallas que las aeronaves Dreamliner han presentado en su historia. De acuerdo a publicación del diario 24 Horas, las fallas iniciaron el 29 de julio de 2012 cuando el motor de uno de estos aviones sufrió una falla en una prueba antes de volar en Carolina del Sur. En diciembre de ese año, el 4 y 13, United Airlines y Qatar Airways, respectivamente, hicieron aterrizar aviones de este modelo por problemas eléctricos. EL 17, la aerolínea estadounidense confirmó una nueva falla.
Pese a ello, en diciembre de 2012 el director ejecutivo de Boeing, James McNerney, aseguró que los problemas no eran mayores a los encontrados en la entrada en servicio de otros modelos
Sin embargo, las fallas continuaron. El 7 de enero de 2013, la batería de un 787 de Japan Airlines que se encontraba en el aeropuerto de Boston se recalentó e incendió. Un día después, en esa misma terminal, otro avión de la misma aerolínea presentó fugas de combustible.
El 9 de enero, United Airlines informó de un problema con el cableado en uno de sus seis aviones 787, concretamente en la misma zona donde se quemó la batería del avión de JAL.
Entre el 11 y 13 de enero de 2013, Japan Airlines encontró diversas fallas en sus modelos 787, principalmente fugas de combustible.
Días después, el 16 de enero, un 787-8 de All Nippon Airways realizó un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Takamatsu situado en la isla de Shikoku, después de que la tripulación de cabina recibiese una advertencia del sistema de vuelo informando de que había humo dentro de uno de los compartimentos eléctricos.
Los desperfectos llevaron a la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) a iniciar una revisión integral de los sistemas críticos del 787, incluyendo el diseño, la fabricación y el montaje.
Posteriormente, entre junio y julio de ese año, al menos ocho incidentes fueron registrados en distintas aerolíneas de Estados Unidos, Asia y África.
Japan Airlines, Ethiopian Airlines, Qatar Airways, United Airlines y All Nippon Airways, son las empresas aeronáuticas que registraron estos incidentes como fallas en los sensores de presión, sistemas de frenos, paneles eléctricos y luces de emergencia, entre otros.