Por Hugo Blanco*/ Lima: La COP20 y la Cumbre de los Pueblos fueron dos reuniones contrapuestas: La COP20 fue la reunión de gobiernos de 194 Estados representantes del gran capital que está destruyendo despiadadamente la naturaleza, llevando a la extinción de especies animales y vegetales, entre ellas la especie humana. La Cumbre de los Pueblos fue la reunión de miles de indígenas y no indígenas que defendemos la naturaleza, cuyo lema fue “¡Cambiemos el Sistema, no el Clima!”.
La COP20
Su declarado objetivo era preparar el documento de acuerdo a ser aprobado en la COP21 que se realizará este año en París. El documento debía señalar el compromiso de los Estados asistentes a rebajar la emisión de gases de efecto invernadero, lo cual es urgente pues los datos científicos señalan que la temperatura media global podría incrementarse entre 4 y 5º C con consecuencias catastróficas para todo el planeta. Sin embargo, en noviembre, como una burla a la COP20, se reunieron Estados Unidos y China, los dos estados más calentadores del mundo, y acordaron entre ellos una miserable disminución de sus emisiones:
EEUU dijo que para 2030 disminuiría entre 26 y 28% con relación a los niveles del 2005 y China dijo que sus emisiones alcanzarán su nivel máximo en el 2030. Ese acuerdo entre ellos significa que no estaban interesados en discutir el tema con otros Estados en la reunión de Lima ni en la de París. Por supuesto los otros grandes contaminadores (Unión Europea, Rusia, India, Japón, Alemania, Canadá, Gran Bretaña, Corea del Sur) tampoco tenían intenciones de comprometerse a disminuir sus emisiones. Los países pobres clamaban por auxilio económico para mitigar los efectos del calentamiento por parte de los grandes calentadores, quienes no quisieron hablar del tema.
De lo que sí hablaron con entusiasmo fue del denominado REDD, que según ellos manifiestan sirve para absorber el anhídrido carbónico, pero que en realidad consiste en cómo las grandes empresas impulsarían la depredación de los territorios, fundamentalmente indígenas, mediante la agroindustria. Dos organizaciones indígenas habían acordado con el gobierno peruano eventos como parte de la COP20. Sin embargo el gobierno se burló de ellas y unilateralmente anuló su participación.
La Cumbre de los Pueblos fue la reunión de alrededor de 3,000 personas del 8 al 11 de diciembre bajo el lema: ¡Cambiemos el Sistema, no el Clima! Constituyó un valioso intercambio internacional de experiencias y de conexión para futuras actividades.. Hubo muchas acciones de los gobiernos para estorbarla, mencionamos dos ejemplos: El gobierno peruano trató de impedir la marcha de los defensores del agua de Cajamarca. El gobierno “progresista” de Ecuador trató de impedir el paso de la gran caravana climática continental venida desde México. Además, posteriormente, expulsó de su local a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), como represalia por su participación en la Cumbre.
Hubo 160 actividades, principalmente en el Parque de la Exposición, donde se instalaron 20 stands. La acción más publicitada fue la gran marcha en defensa de la Madre Tierra el día 10 (día internacional de los Derechos Humanos), que por su longitud paralizó el tráfico en el centro de Lima. Fue notable la presencia de pueblos indígenas de varias regiones del Perú, de América y de otros continentes. También se notó la importante presencia de mujeres y de jóvenes.
Hubo talleres especiales de esos tres sectores, en los que se debatió ampliamente las razones específicas de ellos y ellas para luchar por la defensa del medio ambiente. A diferencia de la COP20, fue claro el señalamiento de que no sólo el calentamiento global de la atmósfera por la emisión de gases de efecto invernadero produce el cambio climático, sino que éste es también efecto de muchas otras formas de ataque del gran capital contra la naturaleza, producido por su voracidad de ganancias.
Se debatió sobre la minería a cielo abierto, la extracción de hidrocarburos (incluido el “fracking”), la construcción de represas, el ataque a los bosques y selvas (incluyendo el REDD arriba mencionado), los transgénicos, la agroindustria, la energía atómica, las grandes vías de comunicación, el ataque a los bancos de coral, la contaminación industrial del agua, etc. Se habló de las diversas formas de lucha contra el ataque del gran capital a la naturaleza, mostrando la importancia de las luchas colectivas, coordinadas, permanentes.
Se mostró cómo los gobiernos no son más que sirvientes del gran capital, así como las mayorías parlamentarias, los poderes judiciales, las Policías, las Fuerzas Armadas, los grandes medios de comunicación, etc.
Se denunció la corrupción de los estados y su ligazón con el narcotráfico. Se denunció el consumismo del sistema. Se denunció la hipocresía del gobierno anfitrión de Ollanta Humala, manifestada por una parte en que precisamente hacía semanas que lanzó su cuarto “paquetazo ambiental” que es otro gran ataque contra la naturaleza por servir la voracidad de ganancias del gran capital, y por otra parte criminaliza a los defensores del medio ambiente y es actor y cómplice de su asesinato.
Además de las denuncias al gran capital y la lucha contra él en defensa de la naturaleza, se debatió sobre la construcción de otro tipo de sociedad, democrática, solidaria, colectivista, del cuidado de la naturaleza, del rescate de las tradiciones alimenticias y medicinales de loa pueblos originarios, de la agricultura ecológica, de la soberanía alimentaria contra el transporte de los alimentos a grandes distancias, etc.
En síntesis, de la construcción de otro mundo en manos de la mayoría de la humanidad, para sustituir el actual gobierno de las grandes empresas transnacionales que teniendo como única meta la obtención de ganancia están destruyendo el planeta, conduciendo a la extinción de nuestra especie. Por eso se escogió el lema apropiado: ¡Cambiemos el Sistema, no el Clima!
Fuente: Editarial Lucha Indígena NO.101