«A ocho meses de nuestras detenciones y con un amparo federal a nuestro favor, aún seguimos esperando nuestra libertad, ya que en las declaraciones de los quejosos no se me señala pero aún así estoy preso»
Regeneración, 22 de mayo de 2015. Desde hace 8 meses tres líderes yanquis fueron detenidos por defender el agua de su pueblo y oponerse al Acueducto Independencia, impulsado por el gobernador Padrés y el gobierno federal. Así Mario Luna, Tomás Rojo y Fernando Jiménez siguen presos a pesar de que no se les ha comprobado ningún delito.
Así la injusticia se enseñorea con la Tribu Yaqui. Pero en su lucha han emprendido un recorrido por todo el país hacia el corazón de México., el Zócalo de la Ciudad de México para hacerse oír.
En una carta escrita a mano, Fernando Jiménez Gutiérrez, líder yaqui que se encuentra preso desde hace 8 meses por defender el agua de su pueblo, permanece preso desde hace 8 meses, junto con Mario Luna y Tomás Rojo, explica las razones de su lucha.
Carta de Fernando Jiménez Gutiérrez, preso político de la Tribu Yaqui:
ANTECEDENTES
En tiempos de “verdades históricas” hago un breve recuento de la verdad sobre la persecución, arresto y procesamiento penal sobre mi persona, y de los otros afectados.
Era el año 2012 cuando el gobierno estatal logró construir el ilegal Acueducto Independencia en un acto pleno de soberbia y abuso de poder, arropado en aquel entonces por la presidencia de la república y sus instituciones. Esta última, en noviembre de ese mismo año bajo el acoso de su mandato, inauguró la conflictiva obra hidráulica. La reacción de la Tribu Yaqui fue inmediata, bloqueando la carretera internacional durante la estancia del presidente Felipe Calderón en el estado.
Posteriormente, junto a los liderazgos del Movimiento Ciudadano por el Agua y Agricultores del Sur de Sonora, la Tribu comenzó a gestar las estrategias de manifestación pacífica y la conformación de las comisiones para el diálogo con las instancias de la Federación, así como con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para exigir el respecto al estado de derecho , a los amparos de la justicia y a las medidas cautelares a favor de la Tribu Yaqui, en relación a la ilegal construcción del acueducto.
LAS COMISIONES
En el 2013, las Autoridades Tradicionales conformaron las comisiones para cada pueblo que le darían voz al movimiento en una de las asambleas generales, en donde por mi activa participación con el gabinete tradicional de Vícam, fui comisionado junto con el Secretario de la autoridad del pueblo de Vícam, Mario Luna Romero y con Tomás Rojo Valencia, como vocero de la Tribu Yaqui. Mi encomienda era acompañar al Secretario y vocero para ver, escuchar y documentar lo que acontecía en las misiones fuera del Territorio Yaqui y darlo a conocer a la Tropa (asamblea general) yaqui.
Los viajes a la Ciudad de México se hicieron casi una rutina, con visitas a la Comisión Internacional de Derechos Humanos, organizaciones ambientalistas como CEMDA, SERAPAZ y con académicos e investigadores de la UNAM y otras universidades, con el claro objetivo de dar a conocer los motivos de nuestra justa lucha.
LAS REACCIONES
El Estado con su maquinaria mediática denostó la actitud de los manifestantes y utilizó al grupo antagónico liderado por los maestros bilingües yaquis, Francisco Antonio Delgado Romo (a) Pancho Romo (+) y Jesús Moroyoqui (a) El Chuy Papas, incondicionales del gobierno estatal, quienes nos acusaban de no tener el reconocimiento como Autoridades Tradicionales y mucho menos representar a la etnia; esto lo hicieron en radio, TV y prensa escrita, siendo apoyados en todo momento por la Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Sonora (CEDIS).
Por su parte, el gobierno estatal y sus instituciones iniciaron una campaña de odio hacia la Tribu Yaqui, para sofocar este movimiento social, con el discurso de que se dejaría sin agua a los ciudadanos pobres de la ciudad capital, y señalándonos como egoístas, desalmados y hasta locos.
En el momento más álgido de la manifestación, cuando la carretera duró 42 horas cerrada totalmente, se logró brincar el cerco mediático y se dio a conocer a nivel nacional, tanto que Joaquín López Dóriga en su programa radiofónico de la W Radio, confrontó al gobernador Guillermo Padrés y al Secretario de Vícam Mario Luna, para sentarse a dialogar, y estos se comprometieron a hacerlo. Huelga decir que el gobernador nunca se presentó.
LOS AGRAVIOS
Ni con el apoyo del grupo de yaquis “mansos” ni con el despliegue mediático, lograron apaciguar la manifestación. Así fue como inició mi labor de difundir y evidenciar a los maestros bilingües por su posición a favor del gobierno de Guillermo Padrés, por medio de las redes sociales.
En reiteradas ocasiones me referí a ese grupo de choque, señalando que “no se puede ser yaqui si no se defiende lo que ancestralmente nos pertenece, no se puede ser yaqui si se adopta una posición entreguista y de complicidad ante el despojo”.
LAS PROVOCACIONES
El grupo de yaquis incondicional del padrecismo instaló un campamento en el entronque de la carretera al pueblo de Tórim, en estación Lencho, y en las orillas del poblado de Vícam, esto con la finalidad de reventar el bloqueo. Los pobladores de la comunidad de Tórim lograron expulsarlos del lugar, lo cual los hizo quedar mal ante sus patrones de Palacio de Gobierno.
Ante la desesperación, semanas después en completo estado de ebriedad, el maestro bilingüe Pancho Romo, en compañía de otro maestro Deonicio Luzanilla (a) El Píjori, a bordo de un vehículo automotor, provocaron a la brigada de vigilancia, tanto que estuvieron a punto de arrollar a una señora y a su hija pequeña en el lugar de la manifestación, brincando por la fuerza las piedras que obstaculizaban el paso.
Aplicando las leyes internas que rigen a la Tribu, el gobernador tradicional ordenó la detención de Pancho Romo ante la queja de las personas agraviadas por los actos antes referidos y la brigada de vigilancia logró capturarlo en una vivienda al oriente del poblado. Fue llevado y presentado ante el gobernador y posteriormente a la Guardia Tradicional, y durante dos días fue retenido y enjuiciado públicamente ante la comunidad.
LA DEMANDA
El objetivo estaba cumplido, ya existía una razón para orquestar la represión esperada, ya era el momento de descabezar la resistencia y con el apoyo del procurador de justicia, Carlos Navarro Sugich, se fabricaron los delitos en contra de los voceros más visibles, Mario Luna Romero y Tomás Rojo Valencia, quienes eran los objetivos principales, no yo. Por eso me autodenomino “el preso de compañía”.
RECREANDO EL DELITO
Utilizando testigos a modo incriminaron a los dos líderes más visibles antes mencionados, y para que pareciera un delito flagrante me incluyeron en la demanda, como también a Gerónimo Ortega bajo los cargos de privación ilegal de la libertad y robo de vehículo. Los usos y costumbres fueron utilizados como delito ante el Ministerio Público en Hermosillo, Sonora, ya que en Cajeme y Bácum no se aceptó la demanda por conocer nuestras leyes internas. Ni Mario, ni Tomás ni yo estuvimos en el lugar de los hechos, todos los presentes dan fe de ello.
PRIMERO: No pertenecíamos a las brigadas de vigilancia.
SEGUNDO: Nuestras funciones eran otras y no ostentábamos cargos de autoridad para ordenar detenciones.
LAS DETENCIONES
Las órdenes de aprehensión tardaron más de un año, mientras nosotros seguíamos viajando libremente en el estado y a la Ciudad de México para dar seguimiento a la solución del conflicto.
En septiembre del 2014 Mario viajó a Washington a una audiencia con relatores de Derechos Humanos. También tras la desaparición de Pancho Romo y el problema de la contaminación del Río Sonora por Grupo México, se tendió una cortina de humo y se liberaron las órdenes de aprehensión tras la llegada de Mario a suelo sonorense.
Mario fue detenido en Ciudad Obregón el día 11 de septiembre y Tomás se exilió de Territorio Yaqui. Yo fui detenido el 23 de septiembre en Vícam, Sonora, sin embargo los objetivos principales siempre fueron Mario y Tomás.
EL PROCESO PENAL
Mario se encuentra en el CERESO No. 2 y yo en el CERESO No. 1 de Hermosillo, Sonora, nos dictan auto de formal prisión con un proceso plagado de irregularidades.
A ocho meses de nuestras detenciones y con un amparo federal a nuestro favor, aún seguimos esperando nuestra libertad, ya que en las declaraciones de los quejosos no se me señala pero aún así estoy preso.
Atentamente,
YO, EL PRESO POLÍTICO
Fernando Jiménez Gutiérrez
16/Mayo/2015