La obra forma parte de los proyectos de muerte que pretenden establecerse en la Sierra Norte de Puebla, permitiendo la interconexión entre las hidroeléctricas, la minería y la extracción de hidrocarburos
Regeneración, 13 diciembre 2016.- En los últimos dos meses el pueblo Maseual se ha movilizado para detener la construcción de la subestación y la línea de alta tensión, que la CFE pretende establecer sobre los municipios de Cuetzalan del Progreso y Ayotoxco de Guerrero.
Esta infraestructura para la conducción de energía eléctrica ha irrumpido en el seno de los pueblos, buscando ser impuesta bajo el argumento de que es un proyecto para beneficio de la región, pero todo indica que la construcción de esta obra forma parte de la red de proyectos de muerte que pretenden establecerse en la Sierra Norte de Puebla, permitiendo la interconexión entre las hidroeléctricas, la minería y la extracción de hidrocarburos.
A continuación se presentan algunos elementos que sostienen este análisis: Infraestructura de interconexión para futuras hidroeléctricas
En reiteradas ocasiones se ha señalado que las cuencas medias de los ríos más importantes de esta Sierra están en la mira de empresas privadas que pretenden establecer proyectos hidroeléctricos. Conducir la energía ahí generada requeriría a su vez de la construcción de infraestructura para la transmisión de esa electricidad, por lo que, aunado a los proyectos para represar los ríos, el territorio serrano se vería invadido con la incursión de tendidos eléctricos. El caso particular del proyecto que ahora pretende imponer la Comisión Federal de Electricidad (CFE) entre los municipios de Cuetzalan y Ayotoxco muestra claros indicios de responder a esta lógica.
La línea de alta tensión se proyecta con una longitud de 20 kilómetros, atravesando terrenos de las comunidades de Colonia Cuathémoc, Xaltsintan, Alahuacapan, Xiloxochico, Chikueyajko, Acaxiloco y Nahuiogpan. En su trayectoria, esta línea de alta tensión estaría pasando a menos de un kilómetro de la parte del río Apulco, que corre sobre la localidad de Cuamono, misma que fue enlistada en el programa de obras e inversiones 2010–2014 de la CFE, dentro del catálogo de proyectos con estudios de pre–factibildad, factibildad o diseño. La proyección que la CFE hizo pública para construir una hidroeléctrica en Cuamano, coincidiría entonces con la intención que la propia paraestatal muestra ahora para la línea de alta tensión, lo que hace pensar que esta infraestructura podría servir también para conducir la energía generada en esa parte del río Apulco.
La subestación se proyecta construir en las inmediaciones de la cabecera municipal de Cuetzalan. En noviembre de 2014 la compañía ICA ingresó las manifestaciones de impacto ambiental ante Semarnat para la construcción de cuatro centrales hidroeléctricas sobre el río Apulco (a las que denominó Ana, Boca, Conde, Diego). En dichos proyectos, grupo ICA planteó que la energía generada en este sistema de centrales hidroeléctricas, sería entregada a la subestación que la CFE estaría por construir en Cuetzalan. Un hecho que llama la atención es que grupo ICA hizo mención de esta subestación, antes de que la CFE hubiese establecido esta infraestructura. Otro hecho que llama la atención es que las líneas de transmisión proyectadas por ICA y la CFE, tienen la misma capacidad en tensión: 115 Kv. Un hecho más que llama la atención es que el sistema hidroeléctrico proyectado por grupo ICA sobre el río Apulco, inicia cercano a las zonas de concesión minera otorgadas a Grupo Frisco en Tetela, terminando justo enfrente de las zonas de concesión de Minera Autlán en Cuetzalan y Tlatlauquitepec.
Infraestructura para llevar energía a las zonas de concesión minera y de hidrocarburos
Además de los proyectos hidroeléctricos, la región se está viendo amenazada por industrias extractivas de mayor magnitud, ya que el gobierno federal ha entregado concesiones mineras en las zonas altas y ha definido grandes zonas de licitación para la extracción de hidrocarburos en las zonas bajas. Tanto la minería como la de extracción de gas y petróleo son grandes industrias que consumen enormes cantidades de energía, requiriendo para ello de líneas de conducción eléctrica en alta tensión que puedan suministrarles las cantidades de energía que requieren. Coincidente con esto, la línea de alta tensión que ahora pretende construir la CFE entre Ayotoxco y Cuetzalan traza su trayectoria entre las zonas que se proyectan para la extracción de minerales y las zonas para la extracción de hidrocarburos.
La propia CFE ha esbozado la relación entre este proyecto y las industrias extractivas. En la manifestación de impacto ambiental del proyecto para la línea de alta tensión, menciona a la minería como uno de los sectores de referencia que aumentaría la demanda de energía en la zona, llegando a calificarla como una actividad de alta importancia para la región (ver páginas 16 a 19 del Capítulo 3 de la Manifestación de Impacto Ambiental “Línea de Alta Tensión Cuetzalan Entronque Teziutlán II–Tajín”).
Los anteriores argumentos son elementos más que suficientes para pensar que este proyecto de la CFE forma parte de la red de proyectos de muerte en la Sierra Norte de Puebla. Pese a ello, la paraestatal ha insistido en que el proyecto es para beneficio de la región, con un discurso que se ha vuelto oficial desde las instituciones de gobierno. Sin embargo, hasta el momento no se han presentado los estudios ni los datos que sostengan el argumento de que la obra responde a las necesidades de la población local.
A fin de tener un análisis más certero en este tema, desde el Organo Técnico (OT) del Comité del Ordenamiento Territorial Integral de Cuetzalan (COTIC) se están haciendo consultas con personas especializadas en materia de electricidad, a fin de que aporten más elementos técnicos sobre las razones que justifican al proyecto de la CFE. Este proceso de consulta consiste en enviar a los especialistas la información que hasta el momento ha hecho pública la CFE, a fin de preguntar si es justificable la idea de establecer un proyecto de estas características, considerando las necesidades de esta población. Todos los análisis que hasta el momento se han recibido mencionan que una obra de estas características está demasiado sobrada para la demanda de energía que consume una población rural de menos de 50 mil habitantes, como la de Cuetzalan. Así lo han concluido académicos del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, como de ex trabajadores de la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro y trabajadores de la propia Comisión Federal de Electricidad.
El análisis elaborado por la maestra Nora Lina Montes y el doctor Alejandro Álvarez Béjar, académicos del Posgrado en Economía de la UNAM que se han dedicado a estudiar el sector energético en nuestro país, señala que en el caso de esta infraestructura que pretende instalar la CFE, “es bastante claro que se trata de satisfacer las demandas de proyectos extractivos existentes y programados”, concluyendo que “este proyecto debe evitarse tal y como está concebido actualmente”.
Por su parte, el maestro René Torres Bejarano, profesor–investigador de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN, al analizar la información sobre las dimensiones del proyecto, concluyó que esta “megainstalación” no muestra correspondencia con las necesidades de consumo de electricidad para una población como la de Cuetzalan, pero si con las demandas que podrían tener los proyectos extractivos. Y a partir de su análisis, el maestro Torres le dice al pueblo Maseual que “si las cosas se apresuran por parte de la CFE y ellos tratan de imponer este proyecto (como suele suceder), yo les aconsejaría que no permitieran que avancen los trabajos y se opongan con todas sus fuerzas… Todos los Mexicanos se los agradeceremos”.
Con información de La Jornada de Oriente e Integrantes del Organo Técnico del COTIC