El Instituto de Geofísica de la UNAM, el Conacyt, el Centro Nacional de Prevención de Desastres, la Universidad de Kyoto y las agencias japonesas de Cooperación Internacional y de Ciencia y Tecnología se han dado a la tarea de estudiar los peligros de sismos y tsunamis en la costa de Guerrero.
Regeneración, 2 de octubre de 2017.- Desde hace algunos años, científicos esperan que ocurra un sismo de gran magnitud, originado en la “brecha de Guerrero”, la cual se ubica entre Acapulco y Zihuatanejo.
El Instituto de Geofísica de la UNAM, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Centro Nacional de Prevención de Desastres, la Universidad de Kyoto y las agencias japonesas de Cooperación Internacional y de Ciencia y Tecnología, comenzaron con un proyecto enmarcado en la Alianza para la Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (SATREPS, por sus siglas en inglés) de Japón, con el cual estudiarán los peligros de sismos y tsunamis en la costa de Guerrero, informa MVS Noticias.
“Este proyecto se enfocará al estudio del peligro sísmico debido a los deslizamientos asísmicos y sismos en zonas cercanas de la brecha de Guerrero”, para lo cual se tendrán que instalar diversos instrumentos de medición en el fondo del mar y en la tierra, con los cuales podrán analizar la sismicidad de la región, además de sus desplazamientos gracias a técnicas de GPS (Sistema de Posicionamiento Global) muy avanzadas y de alta precisión, así como técnicas avanzadas de medición del movimiento entre las placas de Cocos y Norteamericana y sismógrafos de banda ancha de frecuencia.
Todos estos instrumentos serán instalados durante el mes de noviembre de este año.
“Con ello sabremos si se acumula energía de deformación en la zona de la brecha y de ser así, a su vez si hay la suficiente energía acumulada para producir un gran terremoto o no: quizá ese deslizamiento asísmico relaja todo el esfuerzo y ese sismo ocurrirá hasta dentro de mil años, aunque no lo sabemos”, dijo en entrevista.
De acuerdo con Raúl Valenzuela, quien es investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el último reporte que se tiene de un gran sismo en dicha región es de 1911, el cual no quedó registrado en el sismógrafo ya que no contaban con ese instrumento en dicha región, ya que sólo tenían registros históricos.
Para Miguel Ángel Santoyo, sismólogo del IGf, Unidad Michoacán de la UNAM, hay la posibilidad de que en dicha zona se acumule suficiente energía como para que se produzca un gran sismo, el cual podría no suceder, ya que gracias a diferentes estudios se ha descubierto que ocurren deslizamientos “asísmicos” en la brecha de Guerrero, es decir, un deslizamiento entre las placas de Cocos y Norteamericana que ocurre tan lentamente que no produce sismos, pero sí relaja esfuerzos tectónicos.
“Un sismo se produce cuando ese deslizamiento ocurre en algunos pocos segundos; por otra parte, un deslizamiento asísmico se generaría a lo largo de dos o tres meses, liberando la misma cantidad de energía gradualmente. Ahora investigaremos si ese deslizamiento asísmico realmente está relajando los esfuerzos en la brecha de Guerrero, o si efectivamente se incrementa”, aclaró el especialista.