Ciudad de México: Pueblo nahñú perdió sus viviendas en el 85, la historia se repite en 2017

Desde el 19 «dormimos afuera porque la casa se puede caer. No queremos ir a un albergue porque nos pueden quitar el predio», señala una mujer nahñú

Regeneración, 26 de septiembre de 2017.- El pueblo nahñú sufre una doble tragedia al perder sus viviendas tras el fuerte sismo de 7.1 grados del pasado 19 de septiembre. La misma circunstancia había ocurrido en el terremoto de 1985 en la Ciudad de México.

Se trata de una comunidad de 35 familias indígenas del pueblo nahñú, también conocido como otomí, originario del estado de Querétaro, que se había establecido en un barrio del centro-oeste de la Ciudad de México.

El reportaje, realizado por Emilio Godoy para la agencia IPS, indica que el edificio de sólo dos pisos que ocupaban los nahñús sufrió daños en su estructura, pequeños derrumbes y grietas y hendiduras en las paredes.

El edificio ya había sido dañado por el terremoto de magnitud 8.0 del 19 de septiembre de 1985. 32 años después, la historia se repite.

Desde el 19 «dormimos afuera, porque la casa está muy dañada y se puede caer. No queremos ir a un albergue porque nos pueden quitar el predio», explicó Maricela Fernández, madre de dos niños.

Por esta razón, el grupo de nahñús tuvieron que instalar un campamento frente al inmueble que ocupaban. En ella las familias, incluyendo 16 niños, se guarecen, cocinan y duermen.

Fernández, integrante de la Comunidad Indígena Otomí «Hadi» («hola», en lengua ñahñú), indicó que la ayuda humanitaria recibida hasta ahora ha provenido de organizaciones no gubernamentales y ciudadanos. Pero cuestionó lo que calificó como desdén de las autoridades hacia ellos y la discriminación exhibida por algunos vecinos.

«Es injusto que nos discriminen por ser indígenas y pobres. Nadie merece ese trato», afirmó.

En condiciones similares vive otra comunidad ñahñú que reside en otra edificación que ocuparon cuando estaba abandonada y ruinosa, en un barrio del centro de esta capital, de casi nueve millones de personas y que supera los 21 millones al sumar su área metropolitana.

«Nos hemos organizado para preparar la comida y cuidar las cosas. El gobierno no nos ha atendido. Siempre hacen a un lado a los indígenas», reclamó Telésforo Francisco Martínez, integrante del grupo de 35 familias que habitan el inmueble.

Los indígenas trabajan en el comercio informal, venta de arte ancestral, limpieza de autos en la calle o de viviendas.

«No hemos podido trabajar, así que no hay ingresos», lamentó Martínez, quien limpia parabrisas de vehículos en las calles.

Desde 1986, unos 2 mil ñañhúes migraron hacia la Ciudad de México desde el municipio de Santiago Mezquititlán, en el central estado de Querétaro, y ahora ocupan ocho asentamientos en barrios del centro-oeste capitalino.

Los ñañhúes, que sumaban 623 mil 098 en 2015, son uno de los 69 pueblos originarios mexicanos los cuales suman unos 12 millones de personas, de una población total de 129 millones.