Los sacerdotes Alejandro Solalinde Guerra y Juan Valles, concluyeron el Segundo Foro en defensa del territorio y de la vida, donde se asumió el Compromiso por la Madre Tierra.
Regeneración, 06 febrero 2016.- Exigiendo la cancelación de los proyectos mineros, hidroeléctricos y de explotación de hidrocarburos, además de asumir el Compromiso por la Madre Tierra, que protestaron cumplir junto y ante los sacerdotes Alejandro Solalinde Guerra y Juan Valles, concluyó el Segundo Foro en defensa del territorio y de la vida en la comunidad de Xaltepuxtla, en Tlaola.
Durante los trabajos que se iniciaron el 2 de febrero en Cuacuila, Huauchinango, se escucharon testimonios de migrantes, afectados por los denominados proyectos de muerte y la tormenta tropical Earl, que demandaron también la derogación de la Reforma Energética aprobada en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
En una ceremonia en la que fundieron los rituales de los pueblos originarios y el de la Iglesia Católica realizado en el Rancho El Oasis, los participantes en el Segundo Foro pidieron a Dios y los cuatro puntos cardinales, elementos de la naturaleza, y a las deidades prehispánicas, fuerza para continuar su lucha.
Colocaron un mandala con diversos frutos de la tierra. Los sahumaron con copal. Y al son del violín, la jarana y la guitarra quinta bailaron la flor menudita, el más conocido de los sones de bienvenida, purificación y agradecimiento a los 24 Señores Floridos que junto con la Virgen de Guadalupe, presidieron la ceremonia.
Le ofrendaron a la vida, le pidieron perdón a la tierra y oraron porque les llegue la fuerza para luchar y defender su territorio de la voracidad de los gobernantes coludidos con los grandes empresarios que pretenden saquear los bienes naturales.
Por ello los participantes se comprometieron a frenar la devastación de los bosques y ríos que, dijeron, ha sido impuesta y promovida por los gobiernos de todos los niveles y pidieron se realicen acciones inmediatas para defender y rescatar el medio ambiente, de manera particular, los ecosistemas de la Sierra Norte de Puebla, amenazados por la industria extractiva, pero también por proyectos turísticos de devastación, como el que se pretende echar a andar en las presas que forman parte del Área Natural Protegida del Río Necaxa.
Por ello, pidieron se respeten los derechos de la Madre Tierra y se dé cumplimiento a las leyes que rigen la preservación de las áreas naturales protegidas, además de que se cancele la “contrareforma energética que ha permitido la sobreexplotación del suelo, la contaminación de los mantos acuíferos y la venta de los recursos naturales” que en nada beneficia a la población.
Para los habitantes de las zonas afectadas por la tormenta tropical Earl -de agosto pasado- que dañó a diversas comunidades de la región, pidieron que se invierta en caminos y puentes de calidad para darle seguridad a las vías de comunicación y se eviten desgracias como que ya se han vivido.
“Se pronunciaron en contra de la falsa modernización que ha servido al gobierno para justificar el progreso, permitiendo la invasión y destrucción de la madre tierra”, añadieron en un documento que fue leído por la profesora Salomé Rivera.
Por eso, se llamó a los presentes a constituirse en guardianes y defensores de la tierra, a actuar y pensar en comunidad, para preservar su identidad, su cultura y tradiciones y vivir en armonía con el cosmos, sintiéndose orgullosos de sus raíces indígenas, asumiendo que aunque son producto del mestizaje, “todos somos hijos de una misma madre: la tierra, que nos da agua, nos da alimentos e insumos para sobrevivir y ser felices sin ninguna ambición de acumulación y se comprometieron a aprender a trabajar en colectivo y derribar los muros que los separan.
Asumieron el llamado que se ha hecho de “mirar hacia el sur, de buscar el desarrollo con modelos que no busquen excluir a las personas, ni a los pueblos originarios” y a no claudicar en la lucha por la tierra y los elementos que dan vida.
Por su parte, el sacerdote Alejandro Solalinde les pidió que se comprometieran a proteger y preservar la creación de Dios, a la madre tierra, a fortalecer los bosques y ríos que dan aire, vida y alimento; y a no permitir la llegada de proyectos que “bajo el discurso de progreso y modernidad, destruyen nuestro territorio, dividen a las comunidades y las confrontan”.
Mientras el sacerdote Juan Valles les pidió que comprometieran a cuidar los manantiales, los cerros sagrados, las plantas que dan medicina, a vivir en armonía con los elementos naturales.
Al unísono, los religiosos demandaron a los participantes defender con todas sus fuerzas, su fe, su trabajo, a la creación de Dios y les pidieron trabajar en comunidad, por encima de cualquier interés particular, con la fuerza “del corazón, con un pensamiento y un corazón del color de la tierra”, y no claudicar de esta lucha.