La fotoperiodista Sandra Hoyn documentó la vida de las prostitutas de Kandapara, en Dhaka, Bangladesh.
Regeneración, 09 de octubre de 2016.- El hecho de que la prostitución sea legal en Bangladesh, no significa en absoluto que los profesionales del sexo tengan una vida menos dura allí. El prostíbulo Kandapara, en Dhaka, es el más antiguo del país. Está separado del mundo exterior por una larga pared perimetral, e incluso tiene su propia jerarquía de poder.
La fotoperiodista Sandra Hoyn visitó Kandapara para documentar la vida en el interior del burdel. Sus fotografías cuentan las historias de prostitutas que provienen de familias muy pobres, marginadas, desestructuradas (a menudo nacidas dentro del prostíbulo) y sin libertad ni derechos. Las mujeres se ven obligadas a trabajar hasta que paguen todas sus deudas -deudas ficticias y deudas sobredimensionadas. Sólo entonces se les permite abandonar el burdel. Sin embargo, la sociedad, por regla general, las condena por su pasado, por lo que muchas de estas mujeres optan por quedarse en el burdel y seguir proporcionando sostén económico a sus familias mediante la venta de sus cuerpos.
Papia, con 2 clientes. Sus padres murieron cuando era una niña y se casó joven. Papia ha estado en la cárcel por el uso de heroína.
Dipa, 26, llorando. Está embarazada de dos meses por un cliente del burdel.
Aguardando clientes.
Mim, de 19 años, tomando una ducha.
El burdel Kandapara, en el distrito de Tangail en Dhaka, es la más antiguo y el segunda más grande en Bangladesh. Más de 700 profesionales del sexo viven aquí con sus hijos
Con 5 días de edad, dos gemelos sobre una cama. Su madre, Jhinik, de 20 años, todavía no les ha puesto nombre.
Condones usados, en la calle de Kandapara
Pakhi, 15años, y Mim, 19 años, disfrutando de un momento libre de trabajo
Un cliente, tratando de besar a Priya, de 19 años.
Priya, jugando con un amigo. Priya empezó a trabajar como prostituta con 17 años.
Vía Cultura Inquieta