Los libros son objetos que en tiempos actuales les son ajenos a grandes sectores de la población mexicana, incluso, muchos solo les han dado una naturaleza utilitaria, es decir, que es consultado solo para salir del paso. Aún así, disfrutemos del día mundial del libro.
Por Miguel Martín Felipe
RegeneraciónMx, 24 de abril de 2022.- Este 23 de abril han circulado por las redes sociales flyers, memes, infografías y videos encaminados a celebrar el día mundial del libro.
Los libros son objetos que en tiempos actuales les son ajenos a grandes sectores de la población mexicana. Tenemos una tasa de lectura per cápita de 1.5 libros anuales. Lastimosamente venimos de varias décadas en que la televisión, a instancias del poder político, fue sofisticando cada vez más el control de masas. Ya se ha hablado aquí de la manipulación basada en la línea editorial de los noticieros, el uso faccioso de la religión y cómo el discurso político se fundió con la industria del espectáculo en momentos como la campaña Solidaridad de 1989, que reunió a lo más selecto de la escena musical mexicana del momento en torno al proyecto salinista; o el encumbramiento de Enrique Peña Nieto durante su mandato como gobernador del Estado de México para luego postularlo como seguro ganador en las elecciones de 2012.
Es indudable que la cultura fue delineada por los medios masivos, solo con una pequeña cuota de difusión cultural, pero circunscrita al grupo Letras Libres, integrado por los llamados intelectuales orgánicos, herederos de Octavio Paz y con un vínculo irrompible con el régimen neoliberal.
En De los libros al poder, Gabriel Zaid nos dice que el conocimiento y los libros han sido desde las civilizaciones semíticas lo que sustenta la hegemonía de los grupos en el poder. Esto estaba en un principio detentado por las religiones, pero en la época moderna se fue convirtiendo en dominio de las universidades. Carlos Fuentes se refería a México como “el país de los licenciados”. En este sentido, Zaid sentencia que los títulos universitarios son una actualización de los nobiliarios. En tiempos actuales, resulta mucho más importante ostentar un título y hacer usufructo social del mismo, pidiendo acoplarlo al nombre de pila. Una práctica muy del régimen priista, dicho sea de paso.
La cuestión es que, aunque la población con estudios universitarios se ha incrementado en los últimos años, no podríamos hablar de un triunfo de los libros en términos de Gabriel Zaid, porque, como bien lo señala el catalán Antony Brei en su ensayo La sociedad de la ignorancia, el hecho de que toda la información esté disponible para prácticamente todo individuo en todo momento a través de los distintos dispositivos con conectividad, solo ha significado que el conocimiento adquiera una naturaleza utilitaria, que sea consultado solo para salir del paso y que, tal vez a causa de que el sistema educativo no enseña a aprender, es decir; no infunde hambre por el conocimiento, el uso del mismo es puntual, sin profundizar, sin analizar y sin contextualizar. Tal vez sea por eso que muchas frases procedentes de libros vayan perdiendo vigencia y al mismo tiempo cedan el paso a memes y frases de TikTok o YouTube como los nuevos referentes culturales.
Mark Fisher, en su lapidario libro Realismo Capitalista: ¿No hay alternativa?, postula que la sociedad experimenta una subjetividad posliteraria como claro efecto del capitalismo tardío. En otras palabras, una industria cultural eminentemente materialista y banal ha convencido a la sociedad de que los libros son objetos inservibles y que la verdad absoluta e inmediata se encuentra en las redes sociales. Esto lo vemos en el fenómeno de los llamados “youtubers 4T”, donde el grueso del público asiduo experimentó precisamente una politización posliteraria, pues, a diferencia de generaciones anteriores, no pasaron necesariamente por las aulas con profesores contestatarios ni abrevaron en libro alguno, sino que se adaptaron a un esquema de infotainment emanado de una sociedad televisiva y adaptado a los tiempos de la comunicación cibernética en tiempo real.
Tal y como los teóricos del marxismo señalan que la URSS trató de pasar al socialismo sin haber tocado fondo con el capitalismo y fracasó por ello, tenemos en México una sociedad virtualmente politizada que aberra de los libros.
En mi experiencia personal, tal vez un tanto contradictoria, pero que mantiene el espíritu del ensayo Informarse fatiga de Ignacio Ramonet, dentro del grillero y desmadroso espectro político de YouTube; mantengo un espacio que reivindica la lectura y trata de fomentarla en medio de un entorno al que le es repelente. No se pierdan los lunes literarios que conduzco semanalmente en mi canal, cuyo vínculo pueden encontrar al final de este texto, con mi gran amigo el escritor Ramiro Padilla Atondo. Con esto desagraviamos a la literatura e impedimos que YouTube se convierta en una de las piras que relataba Ray Bradbury en Farenheit 451.
El libro como concepto no debe morir. Hay muchas opciones para conseguir libros en pdf. Una de ellas es buscar “biblioteca secreta” en la app Telegram y les aparecerá un bot del mismo nombre que les conseguirá libros gratuitos buscando por autor o por título.
Disfrutemos el día mundial del libro leyendo con más gusto que nunca en un país antiliterario y sumidos totalmente a nivel mundial en la era posliteraria.
Espero sus comentarios, y si me escriben y me siguen en Twitter, les mandaré libros.
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