La transición entre los gobiernos de Peña Nieto y AMLO contrasta considerablemente las diferencias en la distribución y ejecución del presupuesto
Regeneración, 15 de agosto de 2018. Hay una clara diferencia entre los estilos políticos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, sobre todo en lo que tiene que ver con el uso del gasto público y las prioridades en la distribución y ejecución del presupuesto federal, planteó el columnista Salvador García Soto.
Además están el contraste entre la austeridad y los excesos, sencillez contra frivolidad y cercanía contra distancia, dijo el periodista.
En un análisis breve en la columna titulada “¿Del gasto recortado al gasto que ‘sí alcanza’?”, García Soto hace énfasis en que la administración de Peña Nieto se caracterizó por el manejo discrecional y opaco de los recursos públicos.
“Mientras el gasto gubernamental y la deuda pública crecieron de manera importante -7.8% más se gastó en 2017 en comparación con 2013, a pesar de los planes de ‘austeridad’ que no sirvieron- el gasto en inversión física y de infraestructura disminuyó en 29% en esos mismos años con lo que se afectó directamente al crecimiento del PIB”, dijo.
No sólo eso, el gasto en publicidad oficial tuvo un crecimiento injustificado, casi 200 mdd; de igual manera creció el gasto en viajes, ropa e imagen, que alcanzó una cifra de 3 mil 476 millones en 2014, 58% más de lo autorizado por el Congreso.
Mientras se despilfarró por un lado, el gasto social, la inversión de infraestructura a Pemex y otras dependencias, bajó desde 2015; “hasta la fecha la Secretaría de Hacienda les aplicó más de cinco recortes –‘apretones de cinturón’, decían- por un total de casi 600 mil millones de pesos”, dice el texto.
Cada vez que se anunció un recorte, los secretarios de Hacienda, Luis Videgaray y José Antonio Meade, argumentaron lo mismo “el gasto público no alcanzaba”, y si no se recortaban partidas y programas, se tendría que recurrir a mayor endeudamiento. “Fue el mismo argumento para el ‘gasolinazo’ en enero de 2017”, señaló García Soto. “Con todo y esos recortes, que frenaron inversiones en infraestructura y quitaron gasto social y asfixiaron Pemex, la deuda creció 13 puntos este sexenio”, dijo.
El aumento en la deuda significa que la próxima administración, encabezada por López Obrador, lidiará con una deuda de 50% del Producto Interno Bruto.
Entre estos manejos de recursos, se encuentran José Antonio MEade y Luis Videgaray, los dos secretarios de Hacienda del sexenio, que Peña Nieto defendió hasta el cansancio, pero cuyos resultados no concuerdan.
“Si sólo el nuevo gobierno pudiera hacer al menos la mitad de lo que está prometiendo, si le alcanzara al menos para eso, entonces quedará exhibido que el manejo del gasto y de la Hacienda Pública con Peña Nieto y sus ‘genios’ secretarios de Hacienda no sólo fue desastroso y totalmente negativo para el país”, indica.
“¿Dónde quedaron tantos millones de pesos recortados al presupuesto en los últimos tres años?, ¿corrupción, desvíos, dispendio, ineptitud?”.