Bosques de Michoacán arrasados por “oro verde”. Aguacate más redituable que hidrocarburos. Hectárea genera hasta 600 mil pesos al año
Por Pablo Alarcón-Cháires
Regeneración, 17 de abril del 2018. Sin freno, arrasando bosques y ante la mirada displicente de las autoridades ambientales estatal y federal, la producción de aguacate en Michoacán ha devenido ecocidio. Los bosques de todo Michoacán están siendo arrasados por el llamado “oro verde”. Y es que la producción aguacatera está resultando más redituable incluso que los hidrocarburos (una hectárea genera ingresos de hasta 600 mil pesos al año, según la Secretaría de Agricultura).
Con una exportación cercana a los 950 mil toneladas, la demanda de este fruto va en crecimiento, siendo Estados Unidos su principal destino, aunque países europeos y asiáticos ya están demandándolo cada vez con mayor intensidad (en los últimos años ha aumentado dicha demanda 30 veces).
El valor de la producción del cultivo de aguacate fue, durante el 2017, de 64 mil millones de pesos. El cultivo del aguacate en Michoacán ocupa, conservadoramente, una superficie de 120 mil hectáreas, según cifras oficiales (Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario estatal).
Pero aún con esta bonanza económica, Michoacán continúa con su pobreza crónica y generacional. Para el 2017, más de la mitad de su población se encontraba en situación de pobreza y el 9.4% dentro de pobreza extrema (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
La contradicción entre la bonanza económica de pocos y la pobreza económica de muchos incorpora la ecuación forestal a la problemática generada por el cultivo de aguacate. De acuerdo a la Comisión Forestal de Michoacán, se calculaba para el 2016 una tasa de deforestación de 60 mil hectáreas anuales, siendo la producción de aguacate una de las principales causas, aunque hay datos que señalan que en los últimos 5 años se han derribado 170 mil hectáreas de pino.
En el tema forestal se esperaba más del gobierno de Silvano Aureoles Conejo, ingeniero agrónomo especializado en bosques. Pero ni este perfil académico ni la responsabilidad de administrar la riqueza de un estado con vocación forestal, han servido para detener el ecocidio que se vive en Michoacán.
Senadores, diputados, presidentes municipales, altos funcionarios del gobierno estatal hasta el crimen organizado, están llevando a cabo una desenfrenada sustitución de los bosques nativos por esta fruta. Durante el 2017, la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente del Estado de Michoacán, inició de manera selectiva el desmantelamiento de huertas de aguacate de pequeños productores; después de pláticas entre aguacateros y autoridades, dichas acciones desaparecieron tan rápidamente que despertaron suspicacia. De acuerdo a esta institución, existían 8 mil productores de aguacate irregularmente establecidos; tan sólo en el municipio de la capital del Estado (Morelia), tenía contabilizadas mil 150 hectáreas de huertas de aguacates irregulares.
Las consecuencias de este cultivo en Michoacán encarnan una futuro difícil el cual es relatado en el documental “Los Aguacates del Diablo”, producido por la cadena de televisión europea France 2. Este documental se centra en los problemas de salud existentes en la franja aguacatera michoacana derivados de agrotóxicos organofosforados. Personalmente tengo registrados casos de plantíos en los que los trabajadores han sido despedidos por presentar síntomas derivados de la aplicación sin protección de dichos químicos; igualmente existen casos registrados de cáncer de testículo en zonas aguacateras que merecen un estudio epidemiológico profundo. Es común que los aguacateros incineren o entierren los envases de dichos agroquímicos para superar las pruebas de certificación y poder exportar su producto.
Muchos de estos cultivos son producto del despojo del crimen organizado a sus propietarios originales; miembros de estos grupos criminales siguen operando sus huertas desde prisión En la sierra de Acuitzio-Villa Madero, existen casos de asesinatos por apropiarse de tierras óptimas para el cultivo de aguacate; en esta zona se está generando un fuerte conflicto por el agua para consumo humano, frente a la que se utiliza para este cultivo. Se calcula que se necesitan 2 mil litros por árbol de aguacate/año; una hectárea con 400 plantas consume alrededor de 800 mil litros. Por ello es que la existencia de pozos clandestinos y el mal manejo de los manantiales de uso tradicional por los aguacateros, se ha convertido en una práctica común que puede llevar a consecuencias no deseables.
Michoacán está en crisis ambiental. La riqueza generada por el aguacate no se refleja en la mejora de la calidad de vida de su población. Urge que el gobierno federal y estatal tomen cartas en el asunto o en poco tiempo veremos conflictos por el agua y presenciaremos nuevas formas de rebelión ante la ausencia de la autoridad ambiental y el estado de indefensión de la población rural frente a los pudientes e influyentes empresarios aguacateros.