Acciones cotidianas hacia la transformación social a través de la cooperación y el cuidado de los unos a los otros
Por Luna Yedra con la colaboración de Isadora Bonilla
Regeneración, 12 de noviembre del 2015.-La búsqueda de nuevas formas de creación para lo común como teorías y prácticas contra el capitalismo fue una de las temáticas del primer congreso internacional de comunalidad que se llevó a acabo en la Ciudad de Puebla. Congreso en el que académicos sociales y luchadores revolucionarios de distintas partes del globo se reunieron para debatir, compartir, discutir y difundir sus pensamientos para generar diálogos interdisciplinarios a través de acciones que parten de una micro política en búsqueda de lo común.
Una de las figuras más destacadas del congreso fue Silvia Federici, mujer de origen italiano quien radica desde hace muchos años en Estados Unidos; feminista, escritora y mujer luchadora como ella misma se define. En su trabajo destaca la importancia de la lucha femenina para derrumbar las barreras del capitalismo que ha llevado a la mujer a través del tiempo y las diversas sociedades a las fronteras marginales de la opresión. Ha participado en muchos movimientos contra el maltrato en las cárceles, la pena de muerte, la reivindicación de la mujer dentro de la sociedad y el estado, además de estar en una búsqueda constante de nuevas formas pedagógicas de transmitir el conocimiento fuera de las instituciones.
Para Silvia Federici es importante cuestionar ¿Qué es la vida? ¿Qué es la reproducción? e intentar comprender ¿qué es la reproducción dentro de la vida cotidiana? preguntas estratégicas para el desarrollo de procesos actuales de transformación y resistencia. Procesos que se traducen en luchas no violentas a través de acciones de la vida diaria que resisten a la fuerza de las instituciones que dividen y explotan a las sociedades y promueven el individualismo y el aislamiento. La producción en el campo, la educación de los niños y las niñas en las escuelas y en sus casas, la relación del ser humano con su cuerpo y con el cuerpo del otro son acciones fundamentales porque son la medida en la que surgen las transformaciones básicas de la vida.
La explotación de la gran compañía agraria se produce en la automatización de la vida cotidiana, a través de lo que comemos y de lo que ponemos en nuestro cuerpo. Es por estos puntos que es importante visibilizar la relación de cuerpo–territorio; mujer-hombre; automatización-conciencia. Y cuestionarlas, porque como nos relacionamos con el territorio es como nos relacionamos con nuestro cuerpo. Lo mismo pasa con la relación que tenemos con la naturaleza, lo que comemos y el cómo nos relacionamos entre nosotros. El trabajo de la mujer, tomando en cuenta el trabajo doméstico, es importante como movimiento de lucha contra la opresión, ya que es parte fundamental de los procesos de reproducción cotidiana, sin útero no hay vida. Y ¿qué es la vida?
Silvia a través de los años ha realizado un profundo análisis de la imposición, la reducción y la devaluación de la fuerza de trabajo de las mujeres, durante el crecimiento histórico del capitalismo. En dónde el cuerpo se convierte en máquina y el útero en fábrica. ¿Cómo será la educación de las nuevas generaciones? ¿las preparamos para obedecer o para tener mayor autonomía? Es por esto que el trabajo de las mujeres dentro de la reproducción de la vida cotidiana es fundamental. El cambio no es una utopía, ya está ocurriendo a través de distintos movimientos sociales, las luchas del campo, la creación de huertos, el intercambio justo y consciente con el otro y al visibilizar la relación con nuestros cuerpos en la “compartencia” cooperativa y comunitaria. No aislada como lo hace el sistema opresor actual el cual intenta recompensar su empobrecimiento con la violencia y vuelve vulnerable sobre todo a la mujer convirtiéndola en objeto de violencia familiar y de estado. Debilita a la mujer y debilita su lucha.
El sistema opresor pisa indiscriminadamente los derechos sociales de las poblaciones. Las acciones cotidianas transformadoras intentan reconstruir el tejido social, al ser pequeños pasos diarios que se basan en la cooperación y el cuidado de los unos a los otros.