Tanto las corporaciones transnacionales, como las élites políticas locales y las oligarquías económicas están jugando un papel muy importante en el desplazamiento forzoso de muchos habitantes de la región y en la desaparición, persecución y muerte de quienes se atreven a enfrentarlos, denunciarlos o simplemente a significarse como activistas
(Ecoportal, 16 de diciembre del 2016).-Más allá de los altos niveles de violencia relacionados con las drogas, los cárteles y las pandillas, todos estos estados son también ricos en minerales, especialmente en gas de esquisto y ello ocasiona un grave problema a lo largo de la frontera entre México y los Estados Unidos.
Un número significativo de desapariciones forzadas y de asesinatos en los que están involucrados tanto el ejército como las bandas criminales, han tenido lugar en esta franja de tierra situada por encima de una importante fuente de gas de esquisto.
El Fracking, el método utilizado para extraer gas de esquisto tiene costos ambientales significativos y requiere la extracción de 7,6 a 15 millones de litros de agua, que acaba saturada de productos químicos contaminantes.
Los 27 mil pozos que posee la Eagle Ford para la explotación de gas de esquisto están en un lugar árido, donde el agua ya de por sí es escasa, por lo que el uso intensivo del preciado líquido está afectando a la agricultura local y provocando protestas cada vez mayores.
Según un informe especial de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la mayoría de los desplazados de México son agricultores de comunidades con economías auto sostenibles, activistas ambientales y de derechos humanos, pequeños empresarios, funcionarios del gobierno local y periodistas.
Nadie se puede significar
La explicación de este fenómeno es lamentablemente simple: con la excepción quizá de los empresarios, estas poblaciones representan una amenaza específica para los intereses capitalistas extractivos, ya sea a través de la resistencia (activistas, funcionarios públicos respetuosos de la ley, agricultores) o la exposición (periodistas).
Así, mientras que las pandillas y la violencia relacionada con las drogas constituyen uno de los los principales problemas sociales de esta zona, la sociedad civil debe luchar diariamente contra una gama de estrategias despobladoras en muchos puntos de México.
Tanto las corporaciones transnacionales, como las élites políticas locales y las oligarquías económicas están jugando un papel muy importante en el desplazamiento forzoso de muchos habitantes de la región y en la desaparición, persecución y muerte de quienes se atreven a enfrentarlos, denunciarlos o simplemente a significarse como activistas.
Los medios de comunicación nacionales han establecido que existe un vínculo entre las desapariciones y desplazamientos y el fracking. Es hora de que el gobierno reconozca que parte de la violencia a la que están expuestos muchos mexicanos, tiene un origen muy claro y debe ser combatido.
Vía Ecoportal