Análisis que celebra energías renovables. Rechaza imposición, deforestación, asesinatos y amenazas a nombre de las alternativas verdes en tierra maya
Por Pedro Uc Be
En el territorio maya de la Península de Yucatán ha llegado el aerogenerador y la celda fotovoltaica para producir energía eléctrica por medio del viento y del sol; celebramos como pueblo maya esta nueva técnica que disminuye la contaminación del medio ambiente, se implemente en varias partes del mundo.
Lo que rechazamos es la manera como nos ha llegado, se está instalando como se hizo con la biblia y el evangelio, de ser un libro que contiene un mensaje de esperanza, a un símbolo de dolor y muerte, pero más que la biblia en sí misma, el problema es cómo nos llegó; mintiendo, sometiendo, despojando, destruyendo y asesinando, así es como nos llega hoy día las llamadas energías limpias; deforestando, despojando, manipulando, amenazando y victimizando. Llegamos a pensar que lo de “limpias” que se dice de ellas, es porque se va a usar para barrer con el pueblo maya.
En nombre de la Sustentabilidad del medio ambiente, las empresas y el gobierno, hacen gala de su vocación y profesionalismo cuando llegan a nuestro territorio, caminan con sus pesadas botas sobre nuestros derechos consagrados en la Constitución, en las leyes internacionales y en nuestra palabra antigua, para instalar en nuestra sagrada tierra su meganegocio de parque solar o eólico.
Después del discurso muy ensayado sobre la bondad de las energías renovables, ante la asamblea de ejidatarios o pequeños propietarios, exhiben unos billetes frente a unos ancianos analfabetas desesperanzados y con hambre, como un domador que muestra un pescado a su delfín que ha dado el buen espectáculo turístico, para que le firmen hojas blancas o contratos de usufructo que están escritos en un idioma extraño en las que las cláusulas sólo le favorecen al empresario que guarda para sí, todas las copias de dicho contrato.
Un resultado inmediato es la división y conflicto en las comunidades mayas, entre quienes son manipulados fácilmente por los mercenarios de la empresa y otros que reclaman mayor claridad sobre el impacto de estas firmas sobre su derecho a conservar su tierra y territorio, mismos que hacen un esfuerzo por visibilizar las actitudes extrañas; finalmente, estos modos de actuar, resultan ser abusos de los personeros de la empresa y los agentes del gobierno al servicio de los megaproyectos.
Las comunidades mayas no se van a beneficiar de esa energía que se va a producir en su tierra, no dejarán de pagar corriente, no podrán hacer más milpa en esos espacios ni cortar leña, ni cazar, ni entrar en esos polígonos, ya que estarán cercados y vigilados, aunque les aseguran que sí lo podrán hacer.
Los que amamos nuestra tierra y territorio, heredado de nuestros antepasados mayas, queremos de la misma manera heredarlo a nuestros hijos para que la cuiden, que puedan vivir en un medio ambiente sano con el mismo cariño y respeto que hemos aprendido de nuestros abuelos; sabemos que tenemos esos derechos, pero hemos visto cómo nos han violentado para despojarnos de nuestros valores por las trampas de un modelo colonizador.
Decidimos organizarnos para la protección de nuestro territorio, somos una Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal; desde este espacio habilitado por más de 25 comunidades del pueblo maya, tomamos el siguiente acuerdo: “la tierra ni la vendemos, ni la rentamos”; con la palabra de todos y todas posibilitamos con buenos resultados la defensoría de nuestro territorio. Hemos comenzando por la denuncia pública del despojo, construimos alianzas con otros pueblos, organizaciones, universidades y medios de comunicación para desenmascarar la mentira de los neocolonizadores y finalmente hacer uso de la vía jurídica por medio de los amparos por la violación a nuestro derecho a ser consultados, a dar en su caso nuestro consentimiento; todo esto en el marco de nuestra autonomía y autodeterminación que nos permite decidir el modelo que queremos para el uso de las energías renovables. Nuestras tierras ni las vendemos ni las rentamos…