Estados Unidos se enfrenta a un creciente problema de salud pública con las enfermedades de transmisión sexual (ETS). 

Según un informe publicado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention), en 2018 hubo un total de 2,5 millones de diagnósticos de clamidia, gonorrea o sífilis.

La clamidia se ha convertido en el principal peligro en cuanto a salud sexual.

Del total de 2,5 millones, la clamidia -enfermedad que pueden padecer tanto hombres como mujeres y que puede causar graves daños en el aparato reproductor femenino.

Fue responsable de 1,8 millones de estos casos, habiendo crecido un 19% desde 2014..

El segundo lugar es para la gonorrea -también dañina para los dos sexos, provocando infecciones en la garganta, el recto y los genitales- al aportar 583.405 casos en 2018, con un incremento respecto a hace cuatro años del 63%.

Los casos de sífilis son los que más se han incrementado en los últimos años.

La enfermedad fue diagnosticada en 35.063 personas, con un crecimiento del 71% en los últimos cuatro años.

Especialmente grave es el número de recién nacidos a los que se les ha encontrado sífilis congénita, transmitida durante el embarazo, un total de 1.306 casos en 2018, con un tasa de incremento del 185% respecto al mismo periodo analizado en el resto de enfermedades.

Menos inversiones en prevención

Un fenómeno como este no responde a una sola causa pero una de las más importantes es el descenso de inversión en programas que profundicen en la prevención en la transmisión.

En un comunicado, el presidente de la Coalición, David C. Harvey, señaló que «la primera línea de defensa pública contra estas enfermedades no tiene fondos y está sobrecargada»,.

Esta situación de desprotección es especialmente llamativa entre las capas poblacionales más jóvenes (14-25 años), que protagonizan la mitad de los diagnósticos del pasado año.

Además, una de cada cuatro mujeres adolescentes sexualmente activas tiene una enfermedad de transmisión sexual.