"…queda rota para siempre jamás y disuelta la dependencia del trono español: que es árbitro para establecer las leyes que le convengan para el mejor arreglo y felicidad interior: para la guerra y paz, y establecer alianza con los monarcas y repúblicas del antiguo continente…"
Nuestra verdadera independencia no puede ser otra que la que señala este texto: aquélla que asume nuestra soberanía política, nuestro rechazo a toda forma de dependencia, y nuestra facultad para establecer las leyes y acuerdos que convengan a nuestros pueblos. Sea así, o no será.