China, un gigante en pleno auge tecnológico y militar, desarrolla una amplia variedad de armas, pero cinco de ellas deberían alarmar al Ejército de Washington.
26 de agosto, 2014.-El presupuesto militar chino es el segundo en el mundo después del de Estados Unidos ¿Qué armas chinas deberían causar más preocupación en el Pentágono? La revista ‘The National Interest’ seleccionó cinco de ellas.
Misiles balísticos antibuque DF-21D
El arma más peligrosa para las fuerzas estadounidenses en la región asiática del Pacífico es el misil balístico antibuque Dong Feng-21D, que ya merecido el apodo de ‘asesino de portaaviones’. El DF-21D es un misil balístico de medio alcance diseñado específicamente para atacar a los portaaviones estadounidenses burlando la defensa de la Armada norteamericana para atacar los buques desde arriba a una velocidad hipersónica.
El DF-21D es un sistema terrestre con un alcance estimado de hasta 1.500 kilómetros. Una vez lanzado, el cohete portador ‘suelta’ un misil de reentrada múltiple capaz de alcanzar una velocidad de hasta 10-12 Mach.
La velocidad y energía cinética resultante, por no hablar de la carga útil del vehículo de reentrada, causarían graves daños incluso a los buques de guerra más grandes. Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero se cree que el impacto directo de un DF-21D podría poner un portaaviones fuera de combate, o incluso hundirlo.
Montado sobre un transportador de ruedas y lanzador, el DF-21D sería un todoterreno móvil y por lo tanto sería muy difícil localizarlo antes del lanzamiento. La velocidad hipersónica del vehículo de reentrada haría difícil, pero no imposible, derribarlo.
Avión de combate furtivo Chengdu J-20
El primer caza de quinta generación chino, el J-20, es un pesado caza multifuncional bimotor actualmente en la fase de prototipos. La misión de los J-20 aún se desconoce, pero el robusto diseño de la aeronave parece apoyar la idea de que actuaría en varias misiones. El avión promete tener una gran autonomía, ser rápido y sigiloso para los radares enemigos.
Se especula que el avión estaría dotado de un radar AESA. Dos grandes depósitos internos para armas podrían albergar una amplia gama de misiles aire-aire, aire-tierra y antibuque.
La función más obvia del J-20 es la de caza de superioridad aérea. La gran autonomía del J-20 significa que la aeronave podría operar lejos de las costas de China, interceptando aviones de combate estadounidenses, cazabombarderos F/A-18 y bombarderos B-1 y B-2. Como caza de largo alcance, el J-20 también podría patrullar territorios en disputa, en particular en apoyo de la recientemente declarada zona de identificación de defensa aérea de China en el mar de la China Oriental.
China también podría utilizar los J-20 para atacar aviones de apoyo estadounidenses, como aviones de alerta temprana y aviones de reabastecimiento en vuelo.
Otra posible función de la invisibilidad para los radares del J-20 sería atacar naves y bases de Estados Unidos en la región de Asia-Pacífico. Grupos de aviones J-20 dotados de misiles de ataque a tierra podrían preceder un ataque con misiles balísticos y neutralizar las baterías estadounidenses de misiles tierra-aire, bases aéreas y radares para abrir paso a ataques con misiles balísticos.
Armamento antisatélite
Durante décadas, los ‘activos’ militares estadounidenses en el espacio han dado al Pentágono una ventaja considerable en el campo de batalla. Los satélites son esenciales para la estrategia bélica estadounidense. Esto es especialmente cierto en la región Asia-Pacífico, donde las distancias desde el territorio continental de Estados Unidos se miden en miles de kilómetros.
China tiene al menos un arma operativa, el misil SC-19. Un derivado del DF-21, el misil balístico SC-19 está equipado con el KT-2, una ojiva de acción cinética, es decir, de impacto directo.
Una vez lanzado al espacio, el KT-2 es guiado hacia su objetivo por sensores infrarrojos. El KT-2 no tiene una cabeza explosiva pero destruye satélites enemigos con impacto directo.
En 2007, un KT-2 golpeó y destruyó un satélite chino fuera de servicio. En mayo de 2013 China puso en marcha lo que describió como un “cohete sonda” para llevar experimentos a gran altitud. La inteligencia de EE.UU. está segura de que aquello fue en realidad una prueba del SC-19/KT-2. Se cree que el SC-19 es capaz de alcanzar la órbita terrestre media, representando un peligro para los satélites de navegación GPS estadounidenses.
Con la pérdida de inteligencia, comunicaciones y navegación satélites, EE.UU. tendría difícil llevar a cabo misiones de reconocimiento sobre China. El uso de armas antisatélites también podría interferir en la navegación aérea, terrestre y marítima, entorpecer la comunicación y prevenir el uso de armas guiadas por GPS.
Buque de asalto anfibio-portahelicópteros tipo 071
La capacidad de China para desembarcar sus tropas en archipiélagos en disputa como los de Diaouyu, Paracel y Spratly podría envalentonar a los dirigentes chinos, algo que teme Estados Unidos.
China cuenta con tres buques de asalto anfibio tipo 071: el Kunlunshan, el Jinggangshan y el Changbaishan. Los tres buques son considerados por observadores navales occidentales como los “caimanes navales” de China: son buques proyectados para transportar y desembarcar a infantes de Marina en costas hostiles.
Cada buque desplaza 20.000 toneladas y mide cerca de 213 metros de largo. Los buques clase 071 pueden transportar hasta un batallón de infantes de Marina: de 400 a 800 soldados y hasta 18 vehículos blindados.
Las naves tienen una cubierta de vuelo capaz de operar simultáneamente dos helicópteros de transporte de tropas, y pueden almacenar otros cuatro en un gran hangar. Los barcos también pueden portar y lanzar vehículos anfibios y cuatro aerodeslizadores de transporte de tropas.
Las tres naves forman parte de la Flota del Mar Oriental de China, donde pueden ser utilizadas para intimidar o invadir Taiwán. Sin embargo, al igual que en las Armadas occidentales, China acepta su uso en otras misiones como naves de mando y control, de socorro y de asistencia humanitaria.
Operaciones cibernéticas ofensivas
El Ejército Popular de Liberación cree que establecer su “superioridad electrónica” desde el principio es fundamental para tener éxito en un futuro conflicto armado. De las cinco armas chinas que Estados Unidos más teme, la más enigmática es la capacidad de China para llevar a cabo operaciones cibernéticas ofensivas.
Las operaciones cibernéticas ofensivas incluyen un amplio espectro de actividades, desde operaciones psicológicas hasta la destrucción de equipos e infraestructura enemigos.
El objetivo y la esencia de la guerra electrónica han sido bien definidos por el miembro de la Academia de Ingeniería de China, rector de la Universidad de Tecnología Informática y general mayor del Ejército chino Wu Xing Jiang: “Este tipo de confrontación (…) perjudica principalmente a la infraestructura de telecomunicaciones y a varios sistemas informáticos, y solo después afecta al mundo real, produciendo agitación y disturbios. Por ejemplo, se trata de desorganizar el sistema financiero, el de transporte y el de energía, lo cual repercute directamente en el potencial militar del país e influye en el curso de una guerra”.
“Y, por último, no hay que olvidar que las guerras modernas son guerras de tecnologías informáticas, de armas de precisión. Mediante una ciberguerra se podría disminuir la precisión de este tipo de armas”, afirmó el especialista en una extensa entrevista concedida al semanario local ‘Oriental Outlook’.
Fuente: RT