Familias de desplazados por violencia en Sinaloa mendigan despensas para subsistir

La situación de las familias desplazadas debido a amenazas y ataques por parte de grupos armados es grave, pues se ven en la necesidad de mendigar despensas para subsistir.

Regeneración, 8 de mayo de 2018.- En Mazatlán, Sinaloa, alrededor de 350 familias, que suman mil 500 desplazados debido a ataques y amenazas de grupos armados en la sierra de los municipios de Concordia y Rosario, viven refugiados en algunas colonias y mendigan despensas a las autoridades.

El presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, Óscar Loza Ochoa, destacó que a pesar de que la situación de este grupo vulnerable es urgente, el gobierno de Sinaloa les ha negado espacios para construir viviendas.

Óscar Loza lamentó que la administración estatal, a cargo del priísta Quirino Ordaz Coppel, y la del alcalde sustituto de Mazatlán, Joel Bouciéguez, cancelaran una reunión que ya habían prometido a los desplazados después del Tianguis Turístico, en el mes de abril , para revisar las solicitudes de los afectados ante el Instituto de la Vivienda Estatal, detalla una publicación de La Jornada.

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Las familias que han tenido que desplazarse forzosamente por la situación de amenazas y violencia, provienen de las comunidades La Petaca, Chirimoyos, Santa Lucía, Pánuco o El Zapote, y viven en varias colonias de Mazatlán, entre ellas Santa Fe, Francisco Villa, Urbi Villa, Santa Teresa, San Fernando y Villas del Sol.

Loza Ochoa, desmintió que la mitad de los desplazados hubiera decidido regresar a sus hogares, según lo divulgaron las autoridades.

“No lo hicieron, porque desapareció su ganado, puercos y gallinas; sus vehículos fueron desmantelados, y saben que los delincuentes siguen en la región, donde la violencia ha cobrado muchas vidas”, detalló.

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LOS DESPLAZADOS VIVEN UN VIACRUCIS

Hay menores que no van a la escuela desde julio de 2017, indicó que los desplazados viven un viacrucis: “carecen de hogar, rentan o viven con familiares, y aunque las autoridades les ofrecieron comedores comunitarios, no tienen acceso a ellos”.

Además las personas no cuentan con un empleo para pagar transporte, hasta tienen que mendigar despensas y en casos más graves ni pueden llegar a donde se reparten los víveres.