Golpe al SME: asalto a la industria eléctrica

 

 

De manera ilegal y autoritaria, el 10 de octubre pasado, Felipe Calderón decretó la extinción de Luz y Fuerza del Centro, ordenó la ocupación policíaca de sus instalaciones y desconoció el contrato con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). De un plumazo, despidió a 44 mil trabajadores y dejó en vilo a 22 mil jubilados y sus familias.

Este golpe es parte de la estrategia para privatizar la industria eléctrica. El SME les estorbaba, el sindicato más antiguo y de los más combativos.

El gobierno incurrió en muchas ilegalidades y según “documentos secretos”, había preparado escenarios de violencia, sabotaje y represión. Esa perversa estrategia no funcionó. El SME no ha caído en provocaciones y mantiene una resistencia pacífica. La mitad de los electricistas no aceptaron liquidarse y siguen resistiendo.

Apoyo popular al SME A pesar de la propaganda en contra, el SME ha recibido amplia solidaridad. Sobre todo en la manifestación del 15 de octubre, la más numerosa en mucho tiempo. El 11 de noviembre se realizó el paro cívico; el 4 de diciembre las protestas fueron masivas y la huelga de hambre de las trabajadoras recibió muchas muestras de apoyo.

El PRI le hizo el trabajo sucio a Calderón al impedir que el Congreso presentara una controversia constitucional y una jueza rechazó su demanda. Sin embargo, el SME continua su resistencia por la vía jurídica, lo mismo que con la movilización.

La insensibilidad del secretario del Trabajo, Javier Lozano es prodigiosa: la desaparición de LyF “es una decisión tomada”, “no habrá negociación con el SME”. O la del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont: “Primero liquídense y después hablamos”.

Frente a este cúmulo de agravios, la lucha del SME se suma al descontento de otros sectores que cuestionan las políticas neoliberales, el modelo económico y el decadente régimen político. Si logran la unión de los que luchan, podrán defender las conquistas históricas de los mexicanos.