Por primera vez una petrolera es condenada a pagar 3 millones de dólares a familia de Texas por enfermedades causadas por pozos de extracción de gas shale mediante fracking
Regeneración, 3 de mayo de 2014. El fracking o fractura hidráulica para extraer gas o petróleo shale sí causa contaminación ambiental y enfermedades a la población. Así lo demostró un tribunal que condenó a la empresa Aruba Petroleum a indemnizar con 3 millones de dólares a la familia Parr porque considera que padece enfermedades relacionadas con las operaciones de fracking de los pozos de Aruba en Decatur, Texas.
En noviembre de 2008 Lisa Parr empezó a padecer migrañas y vómitos, pero no se imaginaba que la veintena de pozos para la extracción de gas que rodean su casa, en Decatur, Texas (EE UU), podían tener algo que ver con sus problemas de salud. Sarpullidos, hemorragias y fiebres se sumaron a la larga lista de síntomas que durante los siguientes dos años la forzaron a ingresar varias veces en el hospital. Su marido, Robert, y su hija, Emma, también enfermaron. En 2011, la familia Parr demandó a la petrolera Aruba Petroleum. El pasado 22 de abril, justo el Día de la Tierra, un tribunal condenó a la empresa a indemnizar a la familia porque considera que sus padecimientos están relacionadas con las operaciones de fracking de los pozos de Aruba.
El caso de los Parr sería la primera indemnización millonaria por un caso de afectación a la salud relacionado con el fracking, la controvertida técnica de extracción de gas natural o petróleo sobre la que existen innumerables dudas medioambientales. El fracking o fracturación hidráulica, consiste en inyectar en el subsuelo agua a presión mezclada con arena y más de 600 compuestos químicos para liberar el gas que se encuentra atrapado en la roca. Pero el gas y los químicos contaminan la tierra, el agua y el aire de las zonas donde operan las petroleras que utilizan esta técnica.
Lo inusual del caso es que una demanda de este tipo llegara a tribunales, que éstos fallaran a favor de la familia y por una millonaria cantidad. Normalmente este tipo de demandas por los efectos sobre el medio ambiente y la salud de esta técnica —que se ha extendido por Estados Unidos durante la presidencia de Obama con la promesa de aumentar la independencia energética del país— se han saldado con acuerdos extrajudiciales e indemnizaciones económicas que nunca salen a la luz.
La demanda de los Parr llegó a juicio y un jurado popular dio la razón a la familia por cinco votos a favor y uno en contra (en la foto Bob y Lisa Parr con su hija).
El veredicto contempla el pago del equivalente a 275 mil dólares por pérdida de valor de la propiedad de los Parr, 250 mil por futuras consecuencias para su salud, otros 398 mil por daños psicológicos y casi dos millones de dólares por los problemas médicos causados hasta ahora.
David Matthews, uno de los abogados que ha representado a la familia, explicó que la empresa nunca propuso un acuerdo extrajudicial y accedió a que el caso fuera decidido por un jurado popular. “Estamos convencidos de que la empresa tiene que pagar por su responsabilidad y, a pesar de que un juicio puede resultar muy caro, siempre creímos que los Parr tenían razón y que no había otra opción más que acudir a los tribunales”, afirma.
La familia Parr alegó en su demanda que las operaciones de Aruba Petroleum en las inmediaciones de su vivienda contaminaron el ambiente haciendo enfermar a su familia y a su ganado y forzándoles a mudarse a otra localidad. Según la firma de abogados que les asesoró, la técnica de fracking implica el uso de centenares de componentes químicos, incluidos algunos cancerígenos, que no son eliminados una vez que entran en contacto con el terreno.
Aún hay pocos estudios que relacionen directamente las instalaciones que usan esta técnica de extracción de hidrocarburos con posibles perjuicios para la salud. El problema son los componentes químicos de la mezcla de líquido que se inyecta en el subsuelo. Muchos de ellos son tóxicos. Las empresas no informan qué sustancias emplean. Si se trata de hidrocarburos aromáticos como el benceno, que es cancerígeno, supone un peligro para la salud y el medio ambiente.
Precisamente, un estudio publicado en 2012 en la revista Science of the Total Environment encontró altas emisiones de contaminantes como el benceno. Según otro artículo publicado en diciembre pasado en la revista Endocrinology, entre el cóctel de sustancias que se emplean hay 12 consideradas disruptores endocrinos, es decir, alteradores del equilibrio hormonal que se relacionan con infertilidad y cáncer, entre otros problemas de salud. Los investigadores de la Universidad de Missouri (EU) tomaron muestras de agua en una zona con gran densidad de pozos y las compararon con las de áreas menos explotadas. Descubrieron que la actividad estrogénica, antiestrogénica, androgénica… era muy superior en la zona con muchos pozos de fracking.
El examen de toxicología al que se sometió la familia Parr encontró más de una veintena de químicos en su sangre, según los abogados de la familia. En el caso de sus vecinos, un especialista en contaminación ambiental detectó presencia de hidrocarburos como benceno, tolueno, etilbenceno y xileno.
Hasta ahora, la mayoría de las demandas se ha centrado en los daños materiales por deterioro del entorno, y no en los perjuicios a la salud. La empresa Aruba Petroleum mantuvo durante el juicio que sus operaciones cumplen con la regulación vigente y que no se le puede relacionar directamente con los síntomas padecidos por esta familia. “Esto indica que sigue siendo una corporación que no quiere asumir la responsabilidad de los daños causados”, asegura el abogado de los Parr.
Según datos citados por The Wall Street Journal, más de 15 millones de estadounidenses viven a una distancia inferior a un kilómetro y medio de un pozo de extracción. La resolución de la demanda de los Parr puede abrir paso a nuevas reclamaciones similares y convertirse además en un argumento a favor de los que rechazan esta práctica. Sin embargo, fuentes jurídicas citadas por la cadena CNN afirman que es poco probable que un fallo así vuelva a repetirse, e incluso que la familia podría perder la apelación.
Varias autoridades han solicitado a la Administración Obama que elabore nuevas regulaciones que ajusten las actividades de estas empresas a estándares de calidad que tengan en cuenta los efectos detectados hasta ahora. El presidente del Fondo para la Defensa Medioambiental, Fred Krupp, planteaba el pasado fin de semana en la revista Foreign Affairs la creación de un marco legal que reduzca los riesgos mientras protege los beneficios económicos de esta industria.
La asociación que representa a las empresas del fracking en España, “Shale Gas España”, recuerda que la legislación medioambiental en Europa es mucho más estricta que en Estados Unidos y que garantiza la protección del medio ambiente y el control de los posibles tóxicos.
En EU el fracking se ha beneficiado de varias lagunas en las leyes, como explica Scott A. Elias, profesor de Ciencia Cuaternaria de la University of London en la revista Earth and Environmental Science. Elfracking es la excepción en dos importantes leyes federales (la de agua potable y la de agua limpia) al permitir la inyección de productos químicos tóxicos en los pozos y la falta de tratamiento del agua sobrante que se almacena. Además, las empresas, según recuerda Elias, no están obligadas a revelar el cóctel de sustancias que usan, por considerarse secreto industrial.