Jiménez Espriú señaló que es necesario tomar medidas “impostergables” e “inmediatas” para responder a la creciente saturación del AICM, al margen de lo que se decida en la consulta ciudadana
Regeneración, 11 de octubre de 2018.- Independientemente de lo que se decida en la consulta ciudadana sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), es impostergable resolver la saturación del actual AICM «Benito Juárez», por lo que el gobierno electo iniciará los trabajos de rehabilitación en dicha terminal y además habilitará el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT).
Así lo anunció esta mañana en conferencia de prensa Javier Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, donde dio a conocer información actualizada sobre el NAICM.
Empezó por abordar el avance de las obras en NAICM Texcoco, ya que “por los problemas que presenta la construcción del aeropuerto en el sitio, el avance de la obra no es el que se planteó en un principio. Originalmente, en 2014 se hablaba de que el aeropuerto estaría en 2018. Posteriormente se dijo que estaría en 2020, y hoy los encargados de la gerencia del proyecto nos dicen que si no hay contingencias en el camino estaría operativo en el segundo semestre de 2022”. De acuerdo con las estimaciones del gobierno electo, en las condiciones señaladas podría estar listo hasta 2024, por lo menos.
Lo anterior conduce a una situación que debe atenderse de inmediato, ya que “no podemos esperar a resolver el problema de saturación actual en el aeropuerto [AICM] hasta 2024 o hasta 2026. En estas condiciones, el próximo aeropuerto no estaría operativo en el próximo sexenio”.
De esa manera, Jiménez Espriú señaló que es necesario tomar medidas “impostergables” e “inmediatas”, que empezarían con la rehabilitación del aeropuerto actual (AICM) y la modernización de las instalaciones para dar cabida a 48 o 50 millones de pasajeros con las debidas garantías de seguridad, “lo que requiere cirugía mayor, independientemente de la decisión” que arroje la consulta.
Entre los problemas que requieren intervención inmediata se encuentran asuntos de hundimientos, drenaje y agua, así como la construcción de plataformas adicionales para posiciones remotas o ajustes técnicos como la instrumentación de ayudas aeronáuticas para mejorar la eficiencia del AICM. “Nuestro aeropuerto es el único que no tiene instrumentación PDM (de última generación) vinculada a comunicaciones vía satélite que permite una mayor eficiencia en el control del espacio aéreo”, dijo.
No obstante, rehabilitar el AICM “no será suficiente”, por lo que será necesario incorporar al servicio pleno el Aeropuerto Internacional de Toluca”, que hoy recibe entre 600 y 700 mil pasajeros, por lo que se tendría que incrementar a 10-14 millones de pasajeros.
A partir de ambas acciones, sería posible operar el AICM para 50 millones de pasajeros y el AIT para 10 millones, para tener una capacidad en la zona de 60 millones de pasajeros, cifra que se tiene considerada en el eventual escenario de que el NAICM Texcoco se concluya.
Cabe señalar que ambas rehabilitaciones requerirán una inversión preliminar de 3 mil millones de pesos para el AICM y 2 mil millones para el AIT y quedarían concluidas en un lapso de dos años.
Por las razones expuestas, Jiménez Espriú dio a conocer que la consulta ciudadana mantendrá las opciones ya conocidas, con una variante.
La opción 1 sería continuar las obras del NAICM Texcoco con el cierre definitivo del AICM “Benito Juárez”, actualmente en funciones y con la cancelación de la Base Aérea de Santa Lucía, además de la habilitación del Aeropuerto Internacional de Toluca.
La segunda opción es la Base Aérea de Santa Lucía convertida en aeropuerto civil, con la modernización y rehabilitación del AICM “Benito Juárez” y del Aeropuerto Internacional de Toluca, lo cual “es perfectamente factible desde el punto de vista aeronáutico”.
Finalmente, afirmó que todas y cada una de las acciones que se tomarán con motivo de este tema se llevarán a cabo “sin asignaciones directas, absoluta honestidad, cero corrupción en todos los contratos”.
Además, “les hemos garantizado al sector financiero y empresas contratistas que se honrarán los compromisos pactados, todo se hará bajo un estricto compromiso con el estado de Derecho y garantizaremos todo lo que se ha comprometido”.
Es factible la operación simultánea del AICM y Santa Lucía
Hizo referencia a un estudio elaborado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) -agencia de la ONU integrada por 192 países y autoridad mundial en aeronáutica-, presentado ante Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) en noviembre de 2013, que consta de más de 160 páginas, bajo el título: Necesidad e idoneidad de la solución propuesta para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Al respecto, señaló que el informe se solicitó para definir el espacio aéreo del NAICM Texcoco, actualmente en construcción, y destacó que en la página 69 se indica:
“Aunque en principio no es parte del alcance del estudio, la Base Aérea de Santa Lucía se encuentra a 36 kilómetros aproximadamente del AICM, distancia que se reduciría si lo que medimos es la separación de sus espacios aéreos. Es una zona despejada, con buena climatología local, con características mecánicas del terreno que no parecen tener especiales notaciones críticas y dispone de espacio para crecer, en principio, de manera moderada. Las trayectorias principales de operación son compatibles entre ambos aeropuertos, aunque lo serían menos con un hipotético aeropuerto en Texcoco”.
Por tanto, el próximo titular de la SCT afirmó que “es compatible, dice este estudio, Santa Lucía con el AICM ‘Benito Juárez’, pero no lo es con el aeropuerto en Texcoco”.
El estudio continúa: “En la mayoría de los parámetros que sirven para hacer un análisis comparado entre las distintas alternativas que ofrecen los posibles emplazamientos de aeropuertos complementarios al AICM, Santa Lucía cuenta con argumentos fuertes, como los expuestos en el párrafo anterior para ser una poderosa opción”.
Jiménez Espriú señaló que la OACI fue consultada nuevamente, por lo que el 14 de septiembre de 2018, la organización se dirige al coordinador de la ASA y responde:
“Tenemos la disposición de llevar a cabo un estudio como el solicitado, siendo realistas y transparentes con su administración… Para un proyecto de la magnitud, y solamente relacionado al espacio aéreo, se necesitarán al menos cuatro meses de trabajo con un equipo de los mejores expertos, asumiendo que toda la información necesaria está disponible. Este plazo podría extenderse si México decidiera incluir las evaluaciones de seguridad que son requeridas para tomar una decisión sobre la modificación del espacio aéreo. El costo aproximado de un proyecto de esta magnitud estaría en el orden de los 600 mil dólares, y el despliegue de los expertos requeriría alrededor de un mes.
“Dadas las circunstancias, me permito hacerle notar que la mayoría de las opciones que se indican en el estudio realizado [2013,] siguen siendo válidas”.
Javier Jiménez Espriú retomó una carta que el pasado 3 de octubre dirige la OACI al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador:
“El nuevo estudio solicitado por ASA de fecha 7 de septiembre de 2018 se concentrará en llevar a cabo un estudio complementario al que se realizó en 2013 para analizar con mayor detalle la interacción de operaciones aéreas en el área terminal de México, considerando la operación conjunta de la Base Aérea Santa Lucía y el AICM, es decir, llevar a cabo una evaluación general sobre la viabilidad técnica del espacio aéreo… Como se mencionó en la carta enviada al director de operación técnica el 14 de septiembre, la mayoría de las opciones que se indican en el estudio realizado bajo el proyecto… siguen siendo válidas, el estudio será complementario al ya realizado”.
De acuerdo con lo anterior, dijo Jiménez Espriú, es posible afirmar que no existe inconveniente técnico para la operación simultánea del AICM y Santa Lucía, en caso de que esta última sea la opción que se determine en la consulta ciudadana. Por lo tanto, el estudio que costaría 600 mil dólares serviría para redefinir el espacio aéreo para garantizar todas las condiciones de seguridad.