En algunas áreas remotas del sur de Malawi es tradición que las niñas tengan relaciones con un trabajador sexual de pago, conocido como «hiena», una vez alcanzada la pubertad.
Los ancianos de los pueblos no consideran el acto una violación, sino un ritual de «limpieza».
Por BBC Mundo
Regeneración, 22 de julio del 2016.-En algunas regiones aisladas del sur de Malaui tienen una tradición siniestra con las menores. Lo llaman «limpieza» y consiste en que un trabajador sexual, conocido como «hiena», tenga relaciones durante 3 días con jóvenes a las que les ha venido la primera regla y así marcar el inicio de su etapa como mujeres.
Es un hábito arraigado a su cultura que se hace en nombre de la buena suerte. Tiene el objetivo de que la desdicha no caiga sobre la familia de la menor o del pueblo al que pertenece, ya que especulan que si no se produce esta «limpieza» corren el riesgo de padecer una enfermedad o una desgracia fatal.
Para explicar en que consiste este hábito, la BBC ha recogido la historia de una de las «hienas» de la región, Eric Aniva.
Tiene 40 años, 2 esposas, 5 hijos de los que tiene conocimiento y ha dormido con, al menos, 104 mujeres y niñas. Aunque, según reconoció en un periódico local en 2012, ya ha perdido la cuenta.
«La mayoría con las que he dormido son niñas que van a la escuela. Algunas tienen entre 12 y 13 años, pero las prefiero más mayores. Todas estas niñas encuentran placer en tenerme como su hiena. En realidad, sienten orgullo al decir a la gente que han estado con un hombre de verdad que sabe cómo complacer a una mujer», explica Aniva sobre su trabajo, por el que cobra entre 3,5 y 6,5 euros por cada servicio.
María, al igual que todas sus amigas, es una de las niñas que ha pasado por esta «limpieza» sexual, lo cual ha aceptado para proteger a su familia. «No hay nada que pudiese hacer. Tenía que hacerlo por el bien de mis padres. Si me hubiese negado, miembros de mi familia podrían contraer enfermedades o incluso podrían morir. Así que estaba asustada».
La «hiena» también tiene un papel crucial en la vida de las mujeres que están en luto por la pérdida de su marido, ya que éstas no pueden enterrarlo hasta que no hayan dormido con él. En cuanto a las que han tenido que abortar, también han de acostarse con él de forma que puedan volver a estar limpias y así no atraer a la mala suerte.
Sin embargo, esta práctica encierra una paradoja perversa. Aunque que lo hacen para prevenir la desgracia o la enfermedad, en realidad comporta un mayor riesgo de transmisión de enfermedades sexuales, como el VIH, ya que para que la «limpieza» sea efectiva no pueden usar preservativo.
Además, si recordamos que la ONU estima que 1 de cada 10 habitantes del país es portador del virus, las probabilidades de contraerlo son aun mayores. Y precisamente Aniva no es parte de la mayoría que ha evitado contagiarse, ya que reconoce ser positivo, aunque es algo que no explique a los padres de las jóvenes con las que se acuesta.
La función de la «hiena» comporta un alto riesgo de transmisión de enfermedades sexuales, como el VIH, ya que para que la «limpieza» sea efectiva no pueden usar preservativo
Se trata de una tradición condenada por la iglesia, por ONG’s y por el Gobierno, por lo que han puesto en marcha una campaña contra las llamadas «prácticas culturales nocivas».
«No vamos a condenar a estas personas. Pero vamos a darles la información necesaria para cambiar sus rituales», comenta el secretario del Ministerio de Género y Bienestar, el Doctor May Shaba.
A pesar de que personas con un nivel de formación más alto al del resto de la comunidad deciden no contratar a la «hiena», aún son muchos los que miran esta tradición con buenos ojos, como es el caso de los más mayores de la comunidad.
«No hay nada malo con nuestra cultura. Si nos fijamos en la sociedad de hoy, se puede ver como las niñas no son responsables, por lo que tenemos que entrenar a nuestras chicas para que sean buenas esposas para el marido y para que nada malo suceda a sus familias», detalla Chrissie desde el punto de vista de los más mayores.
Esta es la tradición del sur de Malaui que, como muchas otras, carece se sentido: se hace en nombre de la buena suerte, pero tiene más puntos de traer la enfermedad a la menor que no de evitar la desgracia a la familia.