Junto con “Gala”, “Baco”, “Cairo”, “Geri” y “Mina”, forman la cuadrilla de rescatistas que, junto a sus humanos, asisten para apoyar a las víctimas del terremoto.
Regeneración, 26 de septiembre de 2017.- “Hueso”, un perro mestizo de unos siete años fue adoptado por la UNAM para ser un perro rescatista.
Él fue el primero en abordar la unidad 1 del Programa de Manejadores de Perros de Búsqueda y Rescate (PMPBR) de la UNAM.
Junto con “Gala”, “Baco” y “Cairo” (tres pastores belga malinois), “Geri” (pastor belga groenendael) y “Mina” (labrador), es parte de los rescatistas que, junto a sus humanos, asisten para apoyar a las víctimas del terremoto.
Los manejadores de los canes son: Manuel Francisco Llamas Galván, alumno de la Facultad de Derecho; Roberto y Víctor Hugo Villanueva, ambos de la Facultad de Ingeniería; David Emanuel Muñoz Zamudio, de la Preparatoria 5; Julio Israel Guerrero Hernández, del doctorado en Ciencias Biológicas del Instituto de Investigaciones Biomédicas; y Bárbara Olivares, de la Coordinación de Universidad Abierta y Educación a Distancia (CUAED), además de Julio Velázquez, titular del programa.
Además, Sandra Hernández, de la Universidad del Claustro de Sor Juana; y Kenji Omar Castro Miyamoto, voluntario, también son parte del programa.
La UNAM informó en un boletín que “Hueso” también forma parte de la selección de Rescate Acuático de la Cruz Roja y que fue entrenado en el programa de la UNAM.
Lo que destaca de este can de pelaje blanco es que es un perro adoptado por la máxima casa de estudios, el cual fue “escolarizado” para aprender el oficio de rescatista.
Su manejador y voluntario, Javier Sotomayor Hernández, dijo “lo adoptamos en diciembre de 2010 en la Basílica de Guadalupe; llegó perdido al puesto y gracias al programa aprendió el oficio de rescatista. Se ha preparado, es alegre, juguetón, distraído, “como fue callejero, de repente lo envuelve la inquietud”.
Julio Velázquez dijo que los binomios perro-humano participaron en diez misiones de rescata, la última en la colonia Lindavista de la Ciudad de México.
“Hemos estado los últimos días en el colegio Enrique Rébsamen; en Viaducto; en las calles de Escocia, Gabriel Mancera, Saratoga, Petén, Bolívar y Chimalpopoca, Medellín y San Luis, Ámsterdam; y en la colonia Lindavista”.
Agregó: “Hay una adrenalina especial, hay buena voluntad y solidaridad; hemos trabajado a la par con el equipo de Alemania e Israel, regularmente nos dividimos en dos células, pero el primer día nos repartimos en tres”.
Con información de UNAM