• Noam Chomsky, Arundathi Roy, Naomi Klein, Immanuel Wallerstein, Gustavo Esteva entre un centenar más, firman junto con decenas de organizaciones de México y Europa
• Se multiplican protestas y expresiones de apoyo de organizaciones
• Exige CNI castigo a culpables de la emboscada donde murió Galeano
• El dolor y la rabia nos han traído a La Realidad; no habrá venganza, queremos justicia, demanda Marcos
Por Hermann Bellinghausen | La Jornada
Regeneración. Mayo 11, 2104 México.- El Congreso Nacional Indígena (CNI) exigió el fin de la guerra en contra de nuestros hermanos y hermanas zapatistas, y el castigo a los responsables intelectuales y materiales de la emboscada del pasado 2 de mayo en la cual perdió la vida José Luis Solís López, Galeano, en la comunidad de La Realidad, Chiapas.
Entre numerosas protestas y expresiones de apoyo a los pueblos zapatistas que se multiplican desde hace una semana, este sábado se dio a conocer una que, desde distintos rincones del mundo firman Noam Chomsky, Arundathi Roy, Naomi Klein, Immanuel Wallerstein, Ivon LeBot, Kristinn Hrafnsson (de WikiLeaks), Manuel Castells, Michael Hardt, Gustavo Esteva, Pierre Beaucage y un centenar de personas más, junto con decenas de organizaciones de México y Europa.
Allí se expresa que el asesinato de un votán, un maestro, una de aquellas muchas voces que son ahora la voz por la que el EZLN habla y comparte con el mundo ese otro mundo que crece en la autonomía, es una agresión contra todos los que seguimos aprendiendo de los muchos votanes, quienes siguen enseñando el rostro de la libertad.
“¿Qué se puede entender con esta agresión paramilitar que llegó al centro de La Realidad?, ¿qué pretenden esas balas, esos golpes, ese asesinato?, ¿qué pretenden los gobiernos de Manuel Velasco y Enrique Peña Nieto? Si están tratando de medir cuánto pueden agredir y seguir agrediendo, cuánto pueden intensificar la guerra contra los zapatistas, sepan que el mundo está viendo, que ni otra mentira en la prensa de conflictos ‘entre comunidades u organizaciones’, ni las viejas versiones de que los zapatistas son los agresores, ni todo el veneno y violencia que desde el poder se lanza, podrá contra tanta rabia, rebeldía y solidaridad derramada en todas partes”.
Por su parte, los pueblos, naciones y tribus indígenas que conforman el CNI repudiaron la emboscada perpetrada el 2 de mayo “por paramilitares pertenecientes a la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos Histórica (CIOAC-H), al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y al Partido Acción Nacional (PAN), en contra de bases de apoyo del EZLN en la junta de buen gobierno Hacia la Esperanza, caracol Madre de los Caracoles del Mar de Nuestros Sueños”.
La última semana de mayo el CNI iba a reunirse en territorio zapatista. Ante la gravedad de lo acontecido en La Realidad, el EZLN canceló el encuentro y su anunciada participación en la sesión pública posterior, así como el homenaje al filósofo Luis Villoro y su participación en el seminario Ética contra el despojo, en San Cristóbal de las Casas, la primera semana de junio.
Esta grave agresión forma parte del cerco y la guerra perpetrados desde hace años por los tres niveles de gobierno y los grupos paramilitares con el fin de exterminar a nuestros hermanos zapatistas y acabar con su proyecto de autonomía y libre determinación, declaró el CNI.
No queremos venganza, sino justicia
En un comunicado dado a conocer el viernes, el subcomandante Marcos refiere: Son el dolor y la rabia quienes han traído nuestros pasos hasta La Realidad. Y reproduce las palabras de un zapatista ahí: “Viera que no somos zapatistas, hace rato que hubiéramos tomado venganza y se hubiera hecho una matazón, porque tenemos mucho coraje con lo que le hicieron al compañero Galeano. Pero pues somos zapatistas y no se trata de venganza sino de que haya la justicia. Así que esperamos lo que nos van a decir y así vamos a hacer”.
Marcos precisa: No se trató de un problema de comunidad, donde los bandos se enfrentan enardecidos por el momento. Fue algo planificado: primero la provocación con la destrucción de la escuela y la clínica, sabiendo que nuestros compañeros no tenían armas de fuego y que irían a defender lo que humildemente han levantado con su esfuerzo; después las posiciones que tomaron los agresores, previendo el camino que seguirían, y al final el fuego cruzado sobre ellos.
Menciona Marcos una foto de Galeano que muestra todas las heridas y alimenta el dolor y la rabia. Y añade: Entiendo que esa foto podía herir la susceptibilidad de la realeza españolista, y por eso mejor poner una foto de una escena montada con descaro, con unos cuantos descalabrados, y que los reporteros, movilizados por el gobierno chiapaneco, empezaran a vender la mentira de una confrontación.
Lo que sucedió con Galeano, escribe, “es estremecedor; no cayó en la emboscada, lo rodearon 15 o 20 paramilitares (sí, lo son, sus tácticas son de paramilitares); el compa Galeano los retó a luchar mano a mano, sin armas de fuego; lo garrotearon y él brincaba de un lado a otro esquivando los golpes y desarmando a sus oponentes. Al ver que no podían con él, le dispararon y una bala en la pierna lo derribó. Después de eso fue la barbarie: se fueron sobre de él, lo golpearon y lo machetearon. Otra bala en el pecho lo puso moribundo. Siguieron golpeándolo. Y al ver que aún respiraba, un cobarde le dio un tiro en la cabeza. Tres tiros a mansalva recibió”, cuando estaba rodeado, desarmado y sin rendirse. Su cuerpo fue arrastrado por sus asesinos como unos 80 metros y lo dejaron botado. Las mujeres de La Realidad levantaron al caído.