Se busca la mejor combinación de genes para producir vitamaíz que, por un lado, tendrá mayor valor agregado que las semillas comerciales blancas
Regeneración, 30 de julio 2014.-El Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados Unidad Irapuato, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), desarrolla variedades de maíz azul híbrido para mejorar sus cualidades agronómicas y nutricionales, que a largo plazo generará beneficios a la salud del consumidor y mayores ingresos al agricultor. El objetivo es aprovechar este cereal de origen mesoamericano, por medio de su diversidad y eficiencia, potencializando su calidad vitamínica y perfil de antocianinas.
«Con el proyecto vitamaíz desarrollamos variedades que nos den más vida, aportando carotenos y antioxidantes celulares que previenen enfermedades cardiovasculares y nos alargan la vida; queremos incrementar la diversidad de los maíces con pigmentación oscura, combinando las antocianinas con los carotenos y los aminoácidos», explicó Axel Tiessen Favier, responsable de la investigación.
Se busca la mejor combinación de genes para producir vitamaíz que, por un lado, tendrá mayor valor agregado que las semillas comerciales blancas, e incrementará el rendimiento por hectárea, comparado con los criollos ancestrales, indicó el investigador.
El maíz azul es de mayor calidad nutricional y logra mayor precio en el mercado, hasta 50 por ciento más que el blanco o amarillo; sin embargo, las variedades actuales conservadas por los indígenas tienen ciertas deficiencias en el cultivo por su origen criollo; no se adaptan bien a las condiciones modernas y son de grano harinoso susceptible a plagas e insectos, explicó Tiessen Favier, quien es doctor por el Instituto Max Planck de Alemania.
El proyecto no lo iniciaron empresas trasnacionales motivadas por el dinero, sino una alianza entre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) y el Cinvestav, que buscan el beneficio directo de la población y del medio ambiente. La investigación no desarrolla transgénicos, porque aplica una metodología clásica modificada, en la que por medio de cruzas escalonadas se introgresan (movimiento de genes de una especia a otra) diversos genes en el genoma.
La Ley de Bioseguridad regula la ingeniería genética, y en México, a diferencia de Estados Unidos, no se permite la producción de maíces transgénicos por ser centro de origen; es una medida precautoria para evitar conflictos con la agricultura orgánica.
«Tardamos más tiempo en generar las variedades de manera tradicional; desde hace siete años iniciamos el proyecto con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagarpa), pero cuando estén listos no habrá problemas para comercializarlos, incluso bajo la modalidad de agricultura orgánica, porque tienen las raíces de los criollos mexicanos», aseguró Tiessen Favier, quien realizó su posdoctorado en el Cimmyt.
El mejoramiento genético del maíz no implica hacer transferencia genética de ADN en el laboratorio, sino transferencia de polen en el campo. A veces se confunden las semillas híbridas, algo muy natural y necesario, con los transgénicos que promueven compañías trasnacionales por intereses económicos. «El vitamaíz va ser híbrido, pero no transgénico», aseguró Axel Tiessen.
Ya se tienen algunas variedades de vitamaíz, pero aún no se cuenta con semilla en cantidad suficiente para salir al mercado; por ello, se están incrementando las líneas progenitoras; se planea que en tres años estarán disponibles los híbridos para producir Vitamaíz y sus derivados bajo la modalidad de agricultura por contrato.
Información: La Jornada