La doctora en nutrigenómica detalla que los niños han dejado de comer productos de la dieta nativa mexicana como hongos, quintoniles, flor de calabaza, entre otros y los han sustituido por comida rápida
Regeneración, 9 de enero de 2019. El sobrepeso y obesidad afecta a 75 por ciento de la población adulta en México y 27.5 por ciento en la etapa de cinco a 11 años de edad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012.
Dicha encuesta se publicó hace seis años y se encuentra en proceso de actualización, en el año 2018 indica que en el estado de Oaxaca el sobrepeso en los niños fue de 17.2 y obesidad de 10.3 por ciento (ambas , 27.5%), a nivel nacional la cifra es de 19.8 y 214.6 por ciento respectivamente.
Debido a esta problemática de salud, la integrante del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), unidad Oaxaca, Aleyda Pérez Herrera, en colaboración con el Centro Médico Nacional Siglo XXI, lleva a cabo el estudio Inclusión de alimentos nativos a la dieta de niños oaxaqueños con obesidad.
La doctora en nutrigenómica por la Universidad de Córdoba, España, explica que la investigación consiste en establecer la relación de los patrones alimenticios en la modificación benéfica de la microbiota intestinal y la expresión de ciertos genes inflamatorios y oxidativos.
“El proyecto, con duración de más de un año, tiempo en que se invitó a participar a 100 niños con obesidad y la misma cantidad con peso normal de entre seis y 12 años en la región de los Valles Centrales de Oaxaca, busca comprobar que la microbiota intestinal se puede modificar con factores ambientales como la alimentación y específicamente la mexicana nativa”, explicó en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.
Actualmente los infantes han dejado de consumir productos que consumían hace cinco décadas, como los quintoniles, los hongos, la flor de calabaza, las guías de calabaza, el tomate verde de milpa, entre otros, y paulatinamente han ido sustituyéndolos por comida rápida acompañada por una gran cantidad de bebidas edulcoradas como los refrescos.
“Con la investigación se realza el consumo de productos nativos en frutas como la guayaba, la papaya y vegetales como quelites, hongos, calabacitas, chayote, flor de calabaza. Nuestra intención es conocer la aceptación que tienen estos patrones enriquecidos con alimentos nativos en los niños”, indicó Aleyda Pérez Herrera.
“Uno de los objetivos de la investigación consiste en estudiar cómo influyen en los niños los alimentos nativos en la modificación de la microbiota intestinal y en la expresión de genes inflamatorios y oxidativos”, agregó.